El Deportivo afronta este domingo el primero de sus enfrentamientos ante equipos gallegos recibiendo al Pontevedra CF. El conjunto granate es uno de los equipos con más bagaje histórico en la tercera categoría del balompié nacional. Y aunque regresa a este escalón como recién ascendido, ha iniciado la competición sin acusar el salto de categoría. Porque el cuadro pontevedrés, pese a su cambio de entrenador, está sabiendo plasmar en el campo su idea: dominar los encuentros a través del balón y buscar la profundidad por bandas para encontrar la portería contraria.
El Pontevedra ha afrontado su debut en Primera Federación apostando por la máxima de no tocar lo que funciona. Más allá de la salida de Ángel Rodríguez del banco por cuestiones más vinculadas a lo extradeportivo, el club lerezano confió en mantener a la gran parte del bloque que le hizo ser campeón del Grupo 1 de Segunda RFEF. Y reforzarlo con futbolistas que le permiten disponer de una plantilla más larga que la de la pasada temporada y, por tanto, elevar el techo. Porque los refuerzos han sido pocos pero, dentro de las posibilidades del club, seleccionados para subir el nivel.
Por el momento, en las tres primeras jornadas de campeonato, el PCF suma cuatro puntos merced a su cómoda victoria ante el Talavera y a su agridulce empate ante el Alcorcón. En Pasarón, en su debut liguero, ya demostró que es no solo capaz de competir ante un candidato al ascenso como el equipo alfarero, sino también de dominarlo. Porque el conjunto granate quiere el balón. Pero sabe qué hacer con él y es un bloque con vocación eminentemente ofensiva.
El Pontevedra, con un 4-1-3-2 ‘inamovible’
El técnico Antonio Fernández ha procurado aportar tan solo sus matices y no modificar demasiado el comportamiento del Pontevedra CF. Así, el preparador pontevedrés ha mantenido tanto el modelo de juego como la estructura del bloque. Ángel Rodríguez dio con la tecla el pasado curso pasando del 4-3-3 al 4-1-3-2. Y, por el momento, sigue siendo el dibujo inamovible.
En la portería, la lesión de Cacharrón ha eliminado la presumible ‘pelea’. Álvaro Cortés es indiscutible, aunque en las primeras jornadas ha cometido algún error y no ha transmitido una total seguridad por alto ni con los pies. En la línea defensiva, Luis Martínez no ha sido capaz de romper todavía el binomio Soto-Churre. La pareja de centrales, señalada el pasado curso por sus problemas para defender a la espalda, ha comenzado bien. Especialmente un Soto que a su capacidad para sacar el balón jugado ha sumado consistencia sin balón. Una consistencia que es la principal fortaleza de Churre, un defensor expeditivo y con gusto por el choque, aunque en ocasiones demasiado ‘optimista’. Dado el buen rendimiento de ambos, no es de extrañar que el Pontevedra sea uno de los mejores equipos en duelos defensivos. El problema granate radica en las desconexiones puntuales como las que costaron puntos en el Matapiñonera.
En la derecha, Ángel Bastos se ha hecho con el puesto ante la ausencia por lesión del exdeportivista Diego Seoane, brillante el pasado curso. El exlateral del Majadahonda suma en defensa, pero sobre todo en ataque. En el apartado ofensivo, su buen nivel técnico-táctico le está permitiendo formar una pareja de nivel con Oier Calvillo en el costado diestro. Y es que por ese carril llega el gran peligro del Pontevedra, que está sabiendo cómo poner en situaciones de centro a sus bandas a partir de una circulación de balón óptima y de los movimientos complementarios del dúo.
No es de extrañar que el conjunto granate sea el que más centra (23,6 envíos por cada 90 minutos de juego, siempre según Wyscout). Calvillo, con sus buenos golpeos sin necesidad de llegar a línea de fondo, destaca en cuanto a volumen más que ningún otro jugador de la categoría en este apartado. Y Bastos también está en el top-10 de centradores.
Pero, ¿por qué busca tanto el centro-remate el Pontevedra? Porque cuenta en la punta del ataque con dos delanteros que viven de eso. Antonio Fernández tiene a su disposición a Rufo y a Charles. Aunque al igual que sucedía con Rodríguez, no parece de su gusto que cohabiten en el campo, ya que con solo uno de ellos busca potenciar también otras facetas del juego. Así, los dos arietes se han repartido los minutos. Y aunque con características muy similares, Rufo apunta a titular en Riazor por su mayor capacidad autosuficiente lejos del área. Mientras, Charles le otorga al equipo un punto más de finura en todo tipo de remates en comparación con el madrileño, que tiene en el cabezazo su gran arma.
Abelenda, Yelko y Román, calidad por dentro para el Pontevedra CF
Pero el secreto para que el Pontevedra sea el equipo que más pases acumula por encuentro (526,3) y el de mayor ritmo de circulación (15,3 pases por minuto de posesión) la Primera Federación está un poco más atrás. El equipo tiene en Miguel Román como pivote único y Yelko Pino como ‘todocampista’ a otra pareja capaz de darle equilibrio sin balón y soluciones con él.
Román ha caído de pie en Pasarón. La ‘rompió’ en su primer año de sénior tras terminar en el Choco su formación. Y eso provocó que media España pusiese los ojos en él. Y ahora vuelve a demostrar una asombrosa capacidad para adaptarse a todo lo que le echen y no parar de crecer. A su gran lectura defensiva para ser una escoba en las coberturas -sobre todo en transición defensiva cayendo a banda- le suma un rendimiento cada vez más destacado con el esférico. La conducción y el golpeo son puntos destacados de un joven de 20 años que huele a futbolista de élite desde su irrupción.
Para complementarlo, el Pontevedra cuenta con un Yelko Pino que ha encontrado en la ciudad del Lérez su lugar. El que parecía un talento ya perdido de la factoría del Celta está mostrando, por fin, el nivel que se esperaba de él. Pino es un organizador puro. Sin un fabuloso golpeo ni un extraordinario físico, su preponderancia está en la cabeza. Líder con el esférico para iniciar, construir y hasta aparecer en fase de finalización, su ‘ordenador’ marca el tempo de este Pontevedra a costa de, en ocasiones, amasar el balón de más para evitar asumir riesgos de más. Es, por así decirlo, una figura muy parecida al Juergen del pasado curso del Deportivo.
Pero Pino ha encontrado un socio ideal con Brais Abelenda. El de Val do Dubra ha explotado en el PCF como segundo punta, un puesto que en ocasiones combina con el de falso extremo izquierdo. Con él, el equipo granate tiene una referencia entre líneas al estilo Mario Soriano. Siempre abriendo líneas de pase, con buen perfil, control orientado, capacidad de pase y gol. El techo de Abelenda todavía no está claro, pero en este Pontevedra es el futbolista diferencial por su capacidad para ser decisivo en todas las fases del juego ofensivo.
No es de extrañar que con todos estos mimbres más un Álex González que se sacrifica entre el puesto de extremo o el lateral pero siempre da profundidad por el costado zurdo, el conjunto granate haya empezado con una puntuación aceptable y unas sensaciones notables. Porque, además, en el banco esperan los veteranos talentosos Borja Domínguez y Mario Ortiz, el prometedor Bakero, el agitador Guèye o el asociativo Rubio. Armas con las que el equipo granate puede terminar de afilar sus ataques y luchar por robarle el balón al Deportivo. O, en todo caso, buscar contragolpes para los que está preparado más por su velocidad en los costados que por la capacidad de estirar de sus puntas.
Está por ver cómo responde el conjunto granate si el Dépor le domina, ya que en este nuevo proyecto nunca se ha visto en esa tesitura. Pero lo que es evidente es que el Pontevedra saldrá a Riazor queriendo controlar y ser profundo. Sin renunciar a sus señas de identidad, pero buscando afinar su acierto en último tercio para transformar su fútbol en goles y, por ende, puntos.