Controlar. No sufrir. Que no sucedan demasiadas cosas para, así, golpear más que el rival a base de la calidad definitiva que el Deportivo acumula en el último tercio. El plan de Óscar Cano desde que llegó a la entidad herculina es meridianamente claro. Y el técnico no engaña a nadie. Querer el balón y ser ofensivo, sí. Pero con la prioridad de no desprotegerse para evitar escenas como las del principio de la temporada, en las que cada contragolpe del rival era una pesadilla para el conjunto blanquiazul.
Un plan coherente y que cristaliza en el hecho de que el Dépor es uno de los equipos más sólidos del campeonato. La realidad, apoyada en datos, curiosamente contrasta con esa mandíbula de cristal del equipo. O no. Porque precisamente para no mostrar esa deficiente capacidad para reaccionar en muchos contextos, el equipo coruñés se centra en protegerse.
Ese plan de mínimos alcanza el sobresaliente gracias a las vigilancias ofensivas, el trabajo sin balón, la defensa del área, el papel de Mackay y la capacidad del Deportivo para negarle volumen de ataque a sus rivales y alejarlos de su marco. Pero, a la vez, se está quedando en insuficiente cuando se trata de ser resolutivo en el área rival. Sobre todo, a domicilio.
Por partes. El pasado domingo, el Dépor logró por primera vez este curso lejos de Riazor dejar a un rival sin chutar a portería. El mérito es todavía mayor si a ese rival se le pone el nombre de Racing de Ferrol, que llegaba al derbi ártabro como el equipo con más producción ofensiva de la categoría. Concretamente, el equipo departamental disparó 7 veces. Pero ninguna de ellas encontró la puerta de Mackay, que vivió como un espectador más con la particularidad de encargarse de dominar su área y ordenar a sus compañeros.
Así, el cuadro dirigido por Cristóbal Parralo se quedó únicamente en 0,3 goles esperados (xG). Es decir, su probabilidad de gol en función de la claridad de sus oportunidades fue muy baja. No tiró a puerta, pero cuando disparó tampoco lo hizo en situaciones de máximo peligro.
Con este registro, el Deportivo alcanzó su quinto encuentro de la temporada sin conceder siquiera un tiro a puerta. Los otros cuatro, ante el Celta B, el Rayo Majadahonda, Unionistas y Córdoba habían sido en casa. A eso hay que sumar que en otros 8 encuentros más, el bloque blanquiazul dejó su portería a cero. Es decir, entre Ian Mackay y Edu Sousa han dejado virgen su meta en 13 encuentros desde la contratación del preparador granadino.
Este cerrojo se ha vuelto más evidente conforme han ido pasando los partidos. Entre principios de febrero y principios de marzo el Deportivo acumuló 5 encuentros consecutivos sin encajar. Y desde ese último partido del mes de enero en San Fernando (2-2), ha recibido tan solo 6 goles en 11 choques. Una cifra que refuerza sus sensaciones, pues únicamente ha concedido ocasiones por valor de 5,47 xG (siempre según Wyscout).
Además, en este período, únicamente fue superado de verdad por el Real Madrid Castilla. Solo el filial fue capaz de generarle situaciones de gol por valor de más de 1 xG: concretamente, 1,17 goles esperados a raíz de sus 10 chuts en Riazor. Más allá de los duelos en casa, donde el equipo se está mostrando muy sólido, el Sanse le generó 0,67 xG, el Talavera 0,44, el Linense 0,80, la Cultural 0,74, Unionistas 0,35 y el Racing, 0,30.
La pegada a domicilio, el gran problema del Deportivo de Óscar Cano
Pero a esta solidez le está faltando la otra pata: la pegada. Porque el Deportivo ha sido capaz de generar un volumen de ocasiones (de xG) superior a los de su rival en 17 de los 25 partidos de Cano en el banco. Pero solo ganó 11 de ellos. Córdoba, Sanse (vuelta), Cultural (ida y vuelta), Unionistas (vuelta) y Racing de Ferrol (vuelta) rascaron puntos contra el Dépor pese a disponer de peores ocasiones. En el lado opuesto, los triunfos en Algeciras y Ceuta pese a generar menos que el adversario.
De este modo, el Deportivo no está siendo capaz de imponer su teórica calidad superior en contextos igualados. Y esa es, sin duda alguna la gran limitación del plan de Óscar Cano. Un plan en muchas ocasiones -sobre todo lejos de A Coruña- de mínimos que le da para ser sólido y recibir pocos reveses. Pero un plan que no le está permitiendo sumar de tres en tres. Porque esos 2 goles a favor en sus últimos 6 desplazamientos lo condenan.