El primer partido de la segunda etapa de Rubén de la Barrera en el Deportivo será recordado por muchos seguidores blanquiazules. Especialmente si la temporada termina en final feliz. No hará falta esperar a eso, en todo caso, para que la tarde del 20 de mayo en Riazor sea inolvidable para uno de los protagonistas del encuentro ante el Algeciras: David Mella.
El juvenil, que el martes cumple 18 años, debutó con la camiseta blanquiazul dando un paso más en su meteórico crecimiento como futbolista. Siempre jugando varios peldaños por encima de lo que le correspondía por edad. Siempre marcando diferencias. Mella ha llegado ya a la cumbre deportivista y no va a frenar ahora. Porque el extremo sólo conoce una velocidad.
Su cambio en el minuto 70 sustituyendo a Yeremay fue además el fiel reflejo del soplo de aire fresco que ha querido dar De la Barrera con su llegada. Canterano por canterano. De uno que venía de estrenarse como titular con el primer equipo a otro que venía a estrenarse. A secas. No tuvo demasiadas opciones en un partido ya resuelto, pero sí dejó esa sensación de amenaza cada vez que tocó la pelota.
Madurez para levantarse tras una temporada difícil
Nunca ha habido dudas con el talento futbolístico de David Mella. Pero esta temporada ha demostrado que su madurez mental va también por delante de lo que debería. Inició el verano a las órdenes de Borja Jiménez, pero tuvo que parar por una lesión de pubis que lo llevó al quirófano. Después de prácticamente todo el año fuera, regresó en el momento justo para ser decisivo en el ascenso del Fabril. El cambio de entrenador ha sido el último toque que el zurdo necesitaba en la puerta para acabar de derribarla y, quién sabe, pode ser partícipe de un segundo ascenso en menos de dos meses.