Han pasado sólo 7 jornadas, pero el Deportivo ya tiene dos jugadores apercibidos. Pablo Martínez y José Ángel han visto ya cuatro amarillas en lo que va de competición y se perderán el partido contra el Sabadell si son amonestados en Ponferrada. Este factor puede reflejar defectos a nivel colectivo, con un entramado defensivo que expone a varias de sus piezas clave, pero también una vara de medir arbitral que está siendo en ocasiones demasiado estricta con el equipo blanquiazul.
Y para muestra no hay más que ver la última resolución del Juez de Competición. Pablo Martínez vio ante el Celta Fortuna una tarjeta por una acción en la que su único pecado fue levantar la pierna en exceso para despejar un balón. El central contactó con la pelota y la reacción de Durán, jugador celeste, fue echarse las manos a la cara. El colegiado picó y no sólo señaló falta, sino que amonestó a Pablo por «derribar a un adversario de manera temeraria en la disputa de balón».
El Deportivo presentó alegaciones argumentando «en base a la prueba videográfica que se aporta, se constata la existencia de un error material manifiesto al describir, interpretar y sancionar la acción, ya que las imágenes así lo demuestran, aportando además una descripción de los hechos distinta de la recogida en el acta arbitral, solicitando dicho Club que se deje sin efecto la amonestación mostrada al citado futbolista».
No está de acuerdo el Juez de Competición, que niega la propuesta blanquiazul y mantiene la tarjeta: «No se constata que se hayan producido error material y manifiesto en la apreciación de la acción descrita en el acta por el árbitro. En definitiva, nuestra consideración con respecto a las alegaciones formuladas se contrae a manifestar que, tras la observación de la prueba videográfica, no se puede llegar en absoluto a la conclusión que se pretende, pues las imágenes no constatan la inexistencia de la infracción, dado que el contacto entre el jugador amonestado y el jugador rival existe, levantando el primero el pie en exceso a la altura de la cabeza, contactando su pierna con el torso del rival, debiendo permanecer por tanto inalterada la decisión arbitral de amonestar al jugador».