Rubén de la Barrera se mostró decepcionado por el empate del Deportivo ante el Marino de Luanco, pero saca el lado positivo de seguir dependiendo de sí mismo: «En la primera parte a la cosa se le estaba poniendo cara de Langreo. Y no queríamos que el partido siguiese esos derroteros. Metimos gente para ser agresivos y profundos en campo contrario, modificamos varias cosas e intentamos ir acercando el partido desde fuera, cargando el área. No pudo ser. No es valorar el punto ni mucho menos, pero seguimos dependiendo de nosotros y toca seguir mejorando la racha que llevamos en casa. Vamos a por esa oportunidad».
Al técnico coruñés se le preguntó por qué no apostó por un fútbol más directo y lo descartó viendo el entramado defensivo del rival: «Jugar fútbol directo a veces te lleva a ser directo y otras veces no te lleva a ninguna parte. La clave es qué pretendes a través de esos balones largos. Con la cantidad de gente que tenían por dentro, sabíamos que los balones frontales no interesaban. Nos interesaba generar ventajas por fuera y desde ahí ser directos. Pero si íbamos frontales a Miku iba a ser difícil encontrar ventaja».
La incapacidad del equipo para generar ocasiones
Rubén de la Barrera lamentó no haber generado más ocasiones, pero también señala el planteamiento del Marino como motivo del problema: «El desequilibrio de la última línea defensiva del rival pasa por lo que proponga el rival. Si defiende más cerca de su portería, necesitas generar y construir más las cosas para que aparezca algo que permita últimos pases y finalizaciones. Además preocupa que en acciones aisladas enganchen alguna situación de contra y eso ya provoca que lo intentes mucho menos».