En un deporte de oposición, uno puede competir contra el rival aplicándole su misma medicina, empleando armas diferentes o apostando por tratar de dañarle haciendo prácticamente lo opuesto. Este último método es el que, probablemente, tratará de desarrollar Unionistas de Salamanca para competir y ganar al Deportivo en el Reina Sofía. Porque el equipo charro es, en muchas facetas futbolísticas, la antítesis del cuadro herculino.
Pocos pases, mucha verticalidad, comodidad en los duelos aéreos, juego a la espalda del rival, más progresiones por fuera que por dentro, centros al área y acumular gente cargando las zonas de remate. Son algunas de las características que distancian de manera radical a Unionistas y Dépor en el verde. Porque en Salamanca se enfrenta el equipo con menos paciencia para construir sus ataques contras el que, hasta ahora, más cocina su fase ofensiva.
Será, por lo tanto, un duelo de estilos contrapuestos. Aunque, por supuesto, no en todo. Porque ninguno de los dos manejan registros absolutamente inamovibles, como no podría ser de otra forma. Y, además, tienen cosas en común. Un ejemplo, el interés por presionar arriba a sus rivales.
Y es que Unionistas es el equipo del Grupo 1 de Primera Federación que menos pases acumula por partido (273,4), siempre según los datos de Wyscout. El conjunto salmantino apuesta por ser agresivo en sus ataques. No depura las jugadas: si puede verticalizar, lo hace. Bien a través de un pase entre líneas, bien a través de un envío más directo a la disputa o a la espalda de la zaga rival.
Así era el equipo unionista con Raúl Casañ y así sigue siendo, a grandes rasgos, con Dani Ponz. El nuevo técnico ha logrado hacer reaccionar a un equipo que no había ganado en toda la segunda vuelta. Desde su llegada, tres triunfos seguidos en los 5 encuentros que ha dirigido. Todos ellos contra rivales directos (Sanse, San Fernando y Linense) en esa parte central de su corta etapa, que comenzó perdiendo en Alcorcón y cuenta como último precedente la derrota en Badajoz, en un partido marcado por la anulación de un gol legal que le hubiese acercado a la posibilidad de, como mínimo, puntuar.
Unionistas, un equipo ofensivo
A pesar de acumular pocos pases, no se puede tildar a Unionistas de equipo defensivo. Más bien al contrario. Porque aunque el bloque salmantino es el tercero peor en goles marcados, su capacidad para generar ocasiones a lo largo de la liga ha sido relativamente alta. De hecho, le ha penalizado un mundo su efectividad, pues maneja unos goles esperados (xG) de 39,02, pero solo ha logrado materializar 24. Es decir, de media marca 0,82 goles por partido aunque genera ocasiones por valor de 1,36. Una barbaridad.
En este sentido, no le ha ayudado la baja de Jesús De Miguel. El que fuera su máximo goleador el pasado curso -aunque este año no estaba viendo puerta- se fue al Castellón previo pago de traspaso en el mercado de invierno. En su lugar llegó el archiconocido Christian Santos, que marcó 2 goles en su segundo partido. Desde entonces, no ha vuelto a ver puerta y ha ido perdiendo presencia en el once en beneficio de un Mario Losada mucho menos rematador y más móvil.
El exdelantero del Zamora suele ser el habitual en la punta de ataque. Bien sea acompañado de otro delantero mucho más referencia -para disputar duelos- como Carlos De la Nava, bien sea complementado por Raúl Beneit, un mediapunta que ha actuado mucho por banda pero puede rendir en el carril central. Incluso en el su último choque en casa Ponz apostó por engrosar el centro del campo con tres medios como el imprescindible ‘box to box’ Nespral, el pivote Óscar Sanz y el recién llegado Unai Veiga.
Aunque, sin duda alguna, el verdadero peligro de Unionistas está en las bandas. Ahí cuenta el equipo salmantino con especialistas como Juampa Barros y, sobre todo, Iván Chapela. En el extremo cedido por el Cádiz ha puesto especial énfasis Óscar Cano, ya que sabe que se trata de un futbolista con capacidad para dañar al espacio en carrera larga, pero también con habilidad en el uno para uno, calidad para asociarse y gol. No en vano, maneja el mejor registro anotador del equipo con 5 tantos.
Esos extremos son muy bien complementados por unos laterales con mucha facilidad para desplegarse si la jugada lo requiere y que convierten los costados exteriores en la principal vía de generación de Unionistas. Así lo certifican esos 17,3 centros al área por cada 90 minutos de juego, el segundo registro más alto del Grupo 1. El zurdo Jon Rojo es un joven de calidad contrastada en la categoría, mientras que el ofensivo Ramón Blázquez y el también talentoso Fran Rodríguez se disputan el puesto en el carril diestro.
Pero el carácter ofensivo de Unionistas no se refleja solo en lo que quiere hacer con balón, sino también sin él. Porque el bloque charro no duda en presionar hacia delante, en ser agresivo, en ir a buscar al rival arriba para atosigarle aún a costa de dejar espacios a su espalda. Precisamente a partir de encontrarle esos desajustes en pressing se le puede hacer daño, aunque también atacando directamente los metros entre la última línea y el portero, que vuelve a ser Salva de la Cruz en detrimento del deportivista Alberto Sánchez.
En esa última línea pesará, sin duda, la ausencia de Ramiro Mayor. El central es baja por sanción. Sin él, Unionistas no solo pierde a un líder atrás, sino a un futbolista muy capaz sobre todo en el juego aéreo. Con Antonio Leal asentado en la otra posición de central, todo hace indicar que Pedraza sustituirá a Mayor. Mario Gómez, otra de las referencias en los últimos años, abandonó la entidad en invierno para fichar por el Hércules.
Así, sumido en una dinámica positiva y con unos números potentes en el Reina Sofía (el 66% de sus puntos los ha sumado en casa y solo Celta B y Talavera le han marcado más de un gol), Unionistas busca competirle al Dépor con unas armas para tratar de ser su antítesis.