Si hay una fecha que quedará marcada a fuego en el calendario blanquiazul, es sin duda el día en el que el Deportivo estuvo al borde de un descenso administrativo. Una ciudad entera esperaba que el equipo que ha paseado el nombre de A Coruña por el mundo no escribiera ese día sus últimas líneas de historia.
Aquel miércoles 31 de julio de 2013, la ciudad entera tenía la mente puesta en el incierto futuro del Deportivo. Incierto porque todos los presagios daban malas predicciones y porque la falta de información era tal, que muchos habían asimilado que aquel día el equipo de sus sueños escribiría su último capítulo.
Aficionados, jugadores y administrativos del Deportivo de La Coruña sabían que el 31 de julio era la fecha límite para alcanzar un acuerdo que contentase a todas las partes. Aunque muchos no se tomaban en serio las amenazas sobre la pérdida de categoría a Segunda División B por impagos a la plantilla, las últimas advertencias de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) iban más en serio que nunca.
Los días previos al día D, el ambiente comenzó a caldearse por dos vías. Por un lado, una representación de jugadores deportivistas convocaron una rueda de prensa en Abegondo el lunes 29, en la que exigían “garantías de pago” de lo que se les adeudaba hasta la fecha. Manuel Pablo, Laure, Dani Aranzubia, Álex Bergantiños, Zé Castro y Juan Domínguez se reunieron previamente con el representante de la AFE, el cual les mostró su “preocupación total” por la situación y motivo por el cual decidieron no viajar a un amistoso en Portugal si no se les aseguraba el cobro de las deudas, aunque no fuera el mismo 31 de julio. “Igual se nos critica, pero lo que intentamos es defender nuestros derechos con nuestro sindicato y pedir lo que creemos”, defendió el capitán canario.
Por otro lado, el martes 30, los Riazor Blues citaron a la afición del Deportivo para una necesaria movilización social. “El deportivismo no permanecerá impasible… mientras unos hombres de traje que no entienden nada del sentimiento por unos colores, están chupando hasta la última gota de sangre del club de nuestra ciudad”. Convocaron una concentración ese días a última hora de la tarde en la Plaza de Pontevedra reclamando “una solución que aclare el futuro de nuestro club centenario”. El resultado, una congregación de aficionados que no lograron ponerse de acuerdo a la hora de echar las culpas a nadie y cuyo único deseo era que el Real Club Deportivo siguiese vivo.
Y llegó el día. Por la mañana el presidente de la AFE, Luis Rubiales, acudía a Abegondo para reunirse con los futbolistas. “Nos piden que ayudemos al deportivismo y al club a salir adelante, y por supuesto que lo haremos”, aseguró defendiendo que los futbolistas también quieren “ayudar al Dépor”.
A lo largo del día, y mientras no llegaban noticias desde las partes implicadas, los jugadores y aficionados comienzan a recibir enormes muestras de apoyo por parte de jugadores como Gerard Piqué, Ander Herrera o Jonny, del Celta. Incluso el propio alcalde de A Coruña, Carlos Negreira, manifestó que “lo importante es el club y la afición. Exigimos que hoy se ponga ya fin a esta situación de incertidumbre, a esa posibilidad de descenso administrativo. No nos merecemos llegar hasta este último minuto en los despachos, con esta incertidumbre, con esta tensión y con esta inquietud lógica en los campos de fútbol pero desde luego no en los despachos”.
La tarde del 31 de julio fue un ir y venir de noticias buenas, regulares y malas. No había nada concreto y todo apuntaba a que no se decidiría nada hasta última hora. Desde Riazor.org realizamos un seguimiento Minuto a minuto de todo lo que iba sucediendo, ya que la cantidad de información que surgía por diferentes canales hacía difícil su seguimiento por parte de la afición.
Tras largas horas de tira y afloja por parte de la AFE, la LFP, la administración concursal, el club y los propios jugadores, el Deportivo finalmente salía con vida de este día infernal. Al término de las reuniones y entre una enorme expectación en Los Cantones de A Coruña, Lendoiro anunció que “tenemos que dar muchas gracias a Luis Rubiales, a la AFE, a Javier Tebas y a los jugadores, porque han sido conscientes de las dificultades que había y hemos podido llegar a un acuerdo… Es un día bueno, que nos permite mirar el futuro con tranquilidad. Lo que se acordó fue el pago de las deudas concursales y los jugadores retiraron las denuncias con respecto a ese tipo de deuda, y se hicieron efectivas las deudas contra la masa antes de las doce de la noche”. Lo que quedó por cerrar, fue la firma del convenio, cuya fecha límite se estableció el 9 de agosto.
Eso sí, aquel día quedará grabado en el alma del deportivismo. La frase con la que cerramos el directo aquel día, la resume bastante bien: “El Deportivo tiene vida y vosotros, sin duda, sois su corazón”.
Antía González