Si Borja Jiménez (Ávila, 1985) ha tenido un punto de inflexión en su carrera como entrenador, ese fue, sin duda, en la temporada 2015-16. Recién salido del equipo de su ciudad, firmó por el Cadete A del Valladolid. Lo que no sabía era que apenas unos meses más tarde daría el salto al filial de Segunda B.
Capaz de aunar formación y competición
“Lo conocí cuando yo era director de cantera del Pucela. Al acabar la 2014-15, habíamos hablado con él alguna cosa por teléfono. Él venía de una situación complicada con el Ávila, lo había pasado mal allí y, por lo que habíamos charlado con él, nos gustaba su perfil”. José Antonio Prieto, Cata, es el actual secretario técnico de Osasuna y aquel verano fue también el principal valedor de Borja. “Con dos entrevistas personales lo fichamos. Por la intuición o por lo que nos trasmitió”.
El reto de dirigir al cadete del Valladolid, de por sí, ya no era un reto cualquiera. “Para mí, en fútbol base hay tres equipos que son fundamentales: el filial, el División de Honor Juvenil y el Cadete A. A Borja le dimos Cadete A, un muy buen equipo. Era un perfil de entrenador joven con hambre, que sabíamos que tenía la capacidad de aunar el tema formativo y competitivo”. Tratándose de un equipo de base de un club profesional, Cata abre paréntesis: “El equipo iba a ganar la liga, tenía a Diego Altube -ahora en el Real Madrid-, a Javi Aparicio, a Dalisson… Pero competir no es solo ganar, es saber cuales son las situaciones de estrés de la competición, etc. Y Borja ya no era un entrenador puro de fútbol base, sino que creíamos que tenía esos dos condicionantes”, argumenta el naronés.
Del Cadete A al filial
Pero, ¿qué paso para que, de repente, en octubre de 2015 Borja pasase del banquillo del cadete al del Valladolid Promesas? “Cesamos a Gaizka Garitano como técnico del primer equipo, y Rubén Albés, que era el entrenador del filial, subió para ser el segundo de Miguel Ángel Portugal. En ese momento, desde la dirección deportiva decidimos que Borja era el adecuado para coger el Promesas. Creíamos que, de todos los técnicos que teníamos en la cantera, era el idóneo. Siempre nos ha gustado mirar para casa, pero no es demagogia, si están preparados, apostamos por ellos”, argumenta Cata.
Aunque la posición del club era clara, el actual secretario técnico de Osasuna no oculta la tensión del inicio: “Apostar por un entrenador tan joven y que viene del cadete, a nosotros nos había generado una gran responsabilidad y presión. Las demandas a nivel formativo de un equipo cadete no tienen nada que ver con un Segunda B. En Borja vi a un entrenador hiper preparado, muy ‘currela’, muy cartesiano, con capacidad para mejorar al futbolista joven. Le faltaba un poco de experiencia en la categoría, como es normal, porque a todos nos ha faltado una experiencia». Y, con el paso de las jornadas, la fue adquiriendo. «De los 8 primeros partidos creo que perdió 7, o algo así. Pero a final de temporada quedamos muy satisfechos tanto a nivel clasificatorio -consiguió salvar al equipo- como de mejora de jugadores. En aquella plantilla estaban Caye Quintana, Higinio, Anuar, David Mayoral, José Arnáiz, Ángel García… 6 o 7 futbolistas que alcanzaron el fútbol profesional a corto-medio plazo”.
El Borja Jiménez actual
Al concluir esa campaña, como Rubén Albés tenía contrato en vigor como entrenador del filial, volvió a su puesto y Borja salió al Izarra. Desde entonces, el abulense no ha parado de acumular experiencias exitosas en la categoría de bronce. Tantas, que le han servido para llamar la atención del Dépor. ¿Cómo ve Cata al Borja Jiménez actual? “Yo creo que es un entrenador que, evidentemente, ha evolucionado y está mucho más preparado que en la época de la que te hablo yo. Tiene mucha capacidad de trabajo, un conocimiento amplio de la categoría y también una cierta experiencia para gestionar el tema emocional del play-off. La experiencia de vivir eso, donde también hay situaciones de estrés emocional y competitivo, te dan un plus. Para mí es un gran acierto del Dépor, pero esto es fútbol, y nadie puede garantizar éxitos. Al final es una apuesta. Lo que más avala a Borja es su trabajo, refrendado con dos ascensos en Miranda y en Cartagena”, expresa.
De secretario técnico a secretario técnico
Como secretario técnico de Osasuna, Cata también tiene buenas palabras para su homólogo del Deportivo: Carlos Rosende. “Es un chico joven, una persona con muchas inquietudes a nivel de fútbol y que tiene una buena capacidad para ver al futbolista. Lo único que le puedo desear es la mayor de las suertes en esta nueva etapa. Cuando los equipos gallegos apuestan por gente gallega, siempre soy el primero en alegrarme. Pero aparte de donde nazca uno, lo más importante es que estén capacitados. Y creo que Carlos lo está”, finaliza.