Fernando Vázquez eligió alinear una defensa de cinco en el primer partido de su segunda etapa en el banquillo blanquiazul. El experimento le salió bien, ya que el equipo venció por 0-1 al Numancia, en lo que muchos han calificado ya como “el inicio de la remontada”. Sin embargo, hubo otro antes que ya utilizó este esquema con tres centrales y dos carrileros para dar al equipo un cambio radical. Además, lo hizo en dos ocasiones. Ese otro fue Miguel Ángel Lotina.
El último intento de Lotina
En la temporada 2007/2008, tras 20 jornadas, el Dépor atravesaba la peor situación clasificatoria que se le recordaba desde que había vuelto a Primera en el año 1991. Penúltimo, con 17 puntos de 60 posibles, y a cinco de la permanencia. Las cosas pintaban muy mal para un Lotina que, tras caer 1-0 en Almería en el primer encuentro de la segunda vuelta, parecía tener pie y medio fuera del banquillo de Riazor.
Pese a todo, Augusto Cesar Lendoiro decidió darle una semana más al técnico de Meñaka, que apostó por cambiar a un esquema nuevo: el 5-4-1. El nuevo sistema se estrenó contra el Real Valladolid en Riazor y fue un auténtico éxito. Victoria por 3-1 en el mejor encuentro del equipo coruñés en todo lo que iba de temporada. Tan bien salió esa modificación táctica, que Lotina decidió darle continuidad.

De esa confianza en el nuevo esquema, llegó una de las mejores segundas vueltas que se recuerdan en A Coruña. El Dépor sumó 35 puntos en las 18 jornadas que utilizó la defensa de cinco, ganando 11 partidos, anotando 27 goles y pasando del descenso a terminar la Liga noveno, un puesto que le dio acceso a la Copa Intertoto y a la posibilidad de jugar Copa de la Uefa la siguiente temporada. Un rotundo éxito.
Cinco defensas casi fijos
Curiosamente, lo que se convirtió en algo fijo, además de la defensa de cinco, fueron los hombres que la formaban. Salvo alguna ausencia puntual por sanción o molestias, desde el primer partido con este esquema, hasta el último que se jugó en Liga, los integrantes de la zaga fueron los mismos: Manuel Pablo, como carrilero diestro; Alberto Lopo, Pablo Amo y Fabricio Coloccini, como centrales; y Filipe Luis, como carrilero izquierdo. El rendimiento de los cinco fue claramente hacia arriba, especialmente el del brasileño, que pasó de no convencer a Lotina como lateral, a convertirse en uno de los mejores de Europa en su posición.

A la temporada siguiente, Lotina parecía no haber cambiado de idea en pretemporada, y trató de utilizar la misma formación en los primeros partidos oficiales, tanto en Intertoto como en la previa de la Copa de la Uefa. Sin embargo, una vez iniciada la Liga, y ya habiendo formado algunos encuentros con defensa de cuatro, trató de utilizar el 5-4-1 en un choque de Copa de la Uefa contra el Brann SK de Noruega. La cosa salió fatal. El Dépor cayó 2-0 con un equipo claramente inferior y el sistema de los cinco defensas pareció quedar relegado al olvido.
Una nueva resurrección con defensa de cinco
Pero más de dos años después, otra vez Lotina lo tuvo que desempolvar. Fue en la temporada 2010/11, la del primero de los tres descensos recientes. Es cierto que no acabó ayudando al Dépor a salvarse, pero sí que significó una reacción importante para el equipo coruñés, que había empezado la Liga de manera desastrosa. Tras ocho partidos de competición, los herculinos marchaban penúltimos, sin conocer la victoria, con cuatro puntos, a tres de la permanencia.
Con ese panorama, Lotina decidió recuperar la vieja fórmula en un partido de Copa del Rey ante Osasuna. El encuentro acabó 1-1, pero las sensaciones mostradas por el equipo fueron muy buenas, demostrando que los jugadores se encontraban muy cómodos con esa manera de jugar. Pocos días después, ya en Liga, el Dépor logró la primera victoria del curso, goleando por 3-0 al Espanyol.
Un efecto poco duradero
Pero la segunda vez no salió como la primera. Es cierto que el Dépor mejoró a corto plazo, ya que en los primeros 13 partidos con el nuevo esquema, consiguió ganar siete y solo cayó en dos ocasiones. Pasó de ser penúltimo en Liga a colocarse 12º, ocho puntos por encima del descenso, además de clasificarse para los cuartos de final de la Copa del Rey. Sin embargo, a partir de enero las cosas comenzaron a ir mal y, tras varias derrotas, Lotina acabó volviendo a la defensa de cuatro.
Uno de los motivos del bajo rendimiento pudo ser el continuo cambio de jugadores en los laterales. Mientras que en la primera ocasión, Manuel Pablo y Filipe Luis se mantuvieron fijos, en este segundo intento, hasta cinco jugadores (el propio Manuel Pablo, Laure, Diego Seoane, Rindaroy y Morel) se fueron rotando en las alas. Su bajo rendimiento ofensivo convirtió al Dépor en un equipo medianamente sólido atrás, pero con nula mordiente en ataque, por lo que cada encuentro en el que se ponía por detrás en el marcador, era prácticamente incapaz de remontar.

Arsenio Iglesias en el recuerdo
Pero antes de Lotina, hubo otro técnico que sacó el máximo rendimiento a la defensa de cinco. Ese fue Arsenio Iglesias, que aprovechó a la perfección las virtudes de futbolistas como Albistegui, Djukic, Ribera, acompañados en los laterales de López Rekarte y Nando. Un estilo de juego que más que por las exigencias del guión como ahora, era el sello de identidad del Súper Dépor.
Fernando Vázquez ya señaló este domingo en sala de prensa que quiere que el equipo comience a crecer desde la solidez defensiva, y que este esquema se adapta perfectamente a lo que busca. Habrá que ver cuál de los dos resultados de Lotina consigue emular.