El Deportivo de La Coruña ha completado una primera vuelta más que mediocre, en la que casi cada encuentro ha sido un parto. Clave en estas dificultades han sido los problemas del equipo deportivista no solo para generar situaciones de gol, sino sobre todo para transformarlas. El conjunto herculino marcó apenas un gol en ataque posicional en sus primeros 9 encuentros (en el Reina Sofía), ya que el resto de los -escasos- tantos llegó a través de contragolpes o de su notable balón parado.
Sin embargo, el Dépor iba capeando el temporal gracias a su sistema defensivo. El conjunto dirigido por Imanol Idiakez concedía muy pocas ocasiones a sus rivales y encajaba menos. Los primeros tres encuentros del curso se saldaron con 5 puntos, pero gracias a un pleno en porterías a cero. A partir de entonces, en los siguientes 9 duelos, el Deportivo sumó 3 porterías a cero más -claves para ganar a Sabadell, Nàstic y Logroñés-, pero empezó una dinámica peligrosa: encajar poco, pero con asiduidad.
Unionistas, Cornellà, Fuenlabrada (2), Celta Fortuna, Ponferradina y Real Unión (3) celebraron dianas ante el equipo coruñés, que en ese grupo de partidos entre mediados de septiembre y noviembre llegó a encadenar 6 jornadas sin ganar. En las 5 últimas, su gran lastre fue encajar siempre.
Aquella mala racha defensiva parecía olvidada. Pero nada más lejos de la realidad. Porque desde el triunfo por 2-0 en casa ante la SD Logroñés el ya lejano 11 de noviembre, el Deportivo encaja cada día. 7 partidos de liga y 7 tantos encajados.
Sí, tan solo uno en cada encuentro. Por eso mismo, la cifra no tendría por qué ser dramática. Sin embargo, ejerce como una pesada losa para una escuadra que tenía en el candado atrás una de sus pocas garantías de seguridad a la hora de competir.
El Deportivo, en la remontada constante
El Deportivo ha perdido también el candado. Porque a pesar de que 16 goles en contra parece un registro positivo en un primer vistazo, sus escasas 6 metas a cero en 19 encuentros son una cifra a todas luces penalizadora. Y más cuando en esta última racha de 7 encuentros consecutivos recibiendo siempre un gol, en la gran mayoría ha sido el rival quien ha golpeado primero.
De hecho, tan solo Tarazona y Real Sociedad B marcaron su tanto después de que el Dépor se adelantase en el marcador. En Aragón, la diana de Cubillas supuso la igualada y perder 2 puntos en el tiempo añadido. Ante el filial txuri urdin, la renta de 2 tantos que el cuadro coruñés construyó en el primer acto fue suficiente para amarrar el necesario triunfo.
Mientras, Osasuna Promesas, Barça Atlètic, Sestao, Arenteiro y Cultural Leonesa se han puesto por delante del Dépor en estos últimos dos meses de competición. Como si la necesaria escalada en la tabla no copase lo suficiente el día a día del equipo, el Deportivo parece empeñado en trasladar ese esfuerzo ejercido a contracorriente también a cada domingo.
El bloque deportivista logró remontar 2 de esos encuentros (en Barcelona y O Carballiño), mientras que fue capaz de al menos empatar los de Riazor frente a Osasuna y Sestao. Pero en el Reino de León, se impuso la lógica. Porque empezar perdiendo de manera sistemática suele acabar provocando una derrota. El Dépor no pudo remar hasta la orilla por enésima vez consecutiva y puso fin a 7 encuentros sin perder del curso haciendo más grave su dinámica defensiva.
La peor racha desde el descenso
Curiosamente, la mejor racha en cuanto a puntuación -el equipo no perdía desde Irún- llegó cuando más inseguridades presentó la escuadra de Imanol Idiakez en defensa. Una racha muy basada en la fe y el afán por revolverse ante las adversidades, pero que dejaba entrever que no mejorar a la hora de cerrar la portería iba a conducir, más pronto que tarde, a una derrota.
El partido sin premio acabó llegando. Lógico, teniendo en cuenta que en las últimas tres temporadas, todas ellas en la tercera categoría, el Deportivo nunca había encadenado tantos encuentros consecutivos sin dejar ‘limpia’ su portería.
El pasado curso, el equipo dirigido por Borja Jiménez encadenó 4 partidos consecutivos seguidos encajando. Fue un lastre demasiado grande que acabó costando la destitución del técnico abulense, cuestionado ya desde la derrota ante el Albacete. Luego, con Óscar Cano, la peor racha fue de tan solo 2 encuentros seguidos recibiendo gol.
Mientras, en la campaña 21/22, el Deportivo firmó una grandísima primera vuelta basada en parte en su solidez, pero la primera crisis llegó con las derrotas consecutivas ante Real Unión, SD Logroñés y Racing de Santander. Fueron tres partidos consecutivos encajando, al que se le sumó el cuarto en el triunfo por la mínima frente al Calahorra (2-1). Ahí comenzó la caída del Dépor, que perdió confianza y volvió a conceder goles en 4 partidos seguidos en la serie Cultural-Celta B-Rayo-Bilbao Athletic.
Por último, en la temporada 20/21, la última de una Segunda B disputada en ‘formato exprés’, el Deportivo tampoco alcanzó, ni por asomo, una racha tan mala de encuentros seguidos recibiendo como la actual. Y eso que estuvo más cerca de bajar a Segunda RFEF que de subir a Segunda División. A pesar de ello, tan solo encadenó 3 partidos encajando. Fueron los tres últimos de Fernando Vázquez: Pontevedra (1-1), Celta B (derrota por 1-2) y Zamora (1-0). El Deportivo acababa la primera vuelta de esa primera fase con 5 tantos en contra y 4 habían llegado justo al final.
Ya con De la Barrera en su primera etapa en el banco, a pesar de las dificultades iniciales, la escuadra coruñesa no encajó ni siquiera en dos partidos seguidos. A cada partido encajando le continuó siempre otro de portería a cero. Una regularidad que el actual Deportivo ve lejos a día de hoy, ya que a esta actual racha de 7 encuentros seguidos encajando se le suma la citada que el equipo padeció entre las jornadas 4 y 8, en los meses de septimebre y octubre.
Y todo a pesar de ser, alcanzado ya el ecuador de la competición, el equipo que menos remates concede de todo el Grupo 1 (7,11 por cada 90 minutos). Este dato le ayuda a ser, además, el segundo equipo con menos goles esperados en contra (14,7).
El gran acierto de los rivales, las pocas pero grotescas concesiones y el dudoso rendimiento de sus porteros explican por qué los méritos no se ven correspondidos con los resultados. Aunque sus 16 dianas encajadas le hacen ser el quinto mejor en este registro, vale más ser regular y, si acaso, conceder un día puntual que ser relativamente solvente pero dejar casi en cada partido un regalo por rutina.