El trabajo de Natxo González en el Deportivo desde el verano hasta ahora tiene mucho mérito. Sobre todo si tenemos en cuenta la profunda remodelación de la plantilla y todos los cambios que sufrió el club a nivel estructural. El equipo ha respondido, pero tan cierto es eso como que al técnico todavía le queda mucho por hacer de cara al objetivo del ascenso. Y una de sus prioridades en la lista de propósitos para el año nuevo debe ser encontrar al mediapunta adecuado para su estilo de juego, algo que lleva buscando toda la primera vuelta.
Porque ese vértice más adelantado del rombo es la pieza clave para que todo fluya entre el centro del campo y los delanteros, pero de momento nadie ha conseguido marcar las diferencias. En 19 encuentros de Liga Natxo ha utilizado hasta cuatro jugadores diferentes, aunque el reflejo más claro de que nadie ha dado un paso adelante fue el cambio de sistema en el Carranza. En parte provocado por las características del Cádiz, en parte porque ninguno de los ’10’ del equipo le dio la suficiente confianza como para jugársela con él.
Carles Gil ha sido el que más oportunidades ha tenido y seguramente el que más alto haya llegado en picos de rendimiento. Su capacidad de asociación siempre le da continuidad al juego ofensivo del equipo, pero los números juegan en su contra. En un esquema en el que el mediapunta actúa prácticamente como un tercer delantero, la aportación goleadora es decisiva y ahí el valenciano no está acabando de encontrar portería. Once partidos ha jugado por detrás de los arietes, con destellos de calidad y alguna asistencia, pero sin la consistencia necesaria para afianzarse.
Todo lo contrario le ha ocurrido a Pedro Sánchez en sus últimas apariciones: sobresaliente en la finalización, para golear o para asistir, pero discreto en el juego. No combina como el zurdo, pero en el último tramo de campo parece tener siempre la luz encendida. Ha pasado del campo, con sus cinco titularidades en la posición, a la grada con frecuencia y Natxo parece verlo como una herramienta adecuada cuando se enfrenta a dibujos con tres centrales, pero no para el día a día.
Esperando a Fede Cartabia
Los dos encuentros restantes se los reparten entre Krohn-Dehli, más utilizado en los interiores, y Fede Cartabia. Si consigue dejar atrás sus problemas físicos, el argentino es la gran apuesta de Natxo para esa demarcación, «le viene como anillo al dedo», llegó a decir el técnico, que en verano lo había probado como delantero.
Su capacidad para asociarse seguramente sea menor que la de Carles Gil, pero su verticalidad está fuera de toda duda y completaría la producción de los jugadores más adelantados en lo que a goles se refiere. Ha jugado ahí varios partidos y lo que dejó ver es que puede hacerle mucho bien al equipo, por lo que la posición, y también el entrenador, están decididos a esperar por él.