Sacamos la libreta y analizamos algunos detalles que dejó el Oviedo 2-2 Deportivo. Gallegos y asturianos fueron incapaces de romper el empate, pero ¿qué sucedió a lo largo de los 90 minutos? Ponemos el foco en cinco claves:
Defender con más no es defender mejor
Ante el Oviedo, el Deportivo protagonizó uno de los peores primeros tiempos de la temporada. Por momentos, el equipo coruñés sintió los fantasmas del pasado, vivió un ‘déjà vu’ constante. En parte, por sus errores en defensa. Errático con balón -en esto incidiremos después-, el Dépor tampoco era capaz de contrarrestar los avances del Oviedo. Lo explicábamos el otro día, «por la amplitud que Fernando Vázquez quiere tener en el centro del campo, sobre todo a la hora de defender» parecía difícil imaginar un 5-3-2 (o 5-2-1-2) en su equipo.
¿Por qué? Este sistema provoca que se generen más fácilmente superioridades rivales en banda. O sea, 2 contra 1 con los laterales. Sin embargo, el técnico ha apostado por este sistema en el inicio de la competición. Y ante el Oviedo, Salva Ruiz y David Simón pagaron -en parte- su precio. En numerosas ocasiones, Salva tuvo que lidiar con Lucas -lateral- y Sangalli -extremo-; y Simón con Mossa y Bárcenas.
Fernando no estuvo acertado en el planteamiento inicial, pero fue capaz de ir corrigiendo sobre la marcha. Después de un inicio desastroso, pasó al 5-4-1, con Beauvue en la derecha y Çolak en la izquierda. Con esta variante, pretendía evitar el 2 contra 1 en las bandas. Sin embargo, fue insuficiente, y el Dépor encajó dos goles.
Al descanso, volvió a realizar modificaciones: con la entrada de Víctor Mollejo y Keko Gontán, pasó a jugar con 4-2-3-1. Y pese a acumular menos efectivos en la línea de atrás, el Dépor defendió mejor. Sin Ba, con Mujaid y Peru en el eje de la zaga, se sintió más cómodo. De hecho, Peru se mostró imperial en ese dibujo, fue creciendo con el paso de los minutos. Por aportar algunos datos: en los duelos aéreos, el vasco ganó en 4 de 5. Y realizó un total de 87 pases -su mayor cifra desde que está en el Dépor-, 80 con acierto.
Las entregas en campo propio y las faltas
Pero antes puntualizábamos en los errores en las entregas del Dépor. Y es que el partido del Tartiere volvió a descubrir ciertas carencias en la salida de balón. La primera ocasión del partido llegó en las botas de Alfredo Ortuño. Emre Çolak se hizo con un balón en la frontal del área propia, presionado por tres rivales, decidió salir jugando, en una situación y ubicación inadecuada para ello, la perdió; y provocó el disparo de Ortuño. Era el minuto 7.
Pero no fue solo Çolak, ni mucho menos. Si hubo un nombre propio que estuviera especialmente desacertado, ese fue Ba. Igual que ante el Sporting. No habían transcurrido ni 10 minutos de partido, y el Oviedo ya estaba fabricando su segunda ocasión. ¿Cómo llegó? En una pérdida de Ba, de espaldas, en campo propio. El central senegalés realizó una conducción, presionado por dos rivales, y perdió el balón. Lucas Ahijado montó la contra rápida, asistió a Yoel Bárcenas y este obligó a Dani Giménez a blocar bajo palos.
A los 25 minutos, Ba derribó a Borja Sánchez en la banda izquierda con una entrada a destiempo. Ese libre indirecto acabó propiciando el 1-0 de Luismi.
Más tarde, en el 44, el propio Ba cedió el balón para Álex Bergantiños, que estaba presionado y mal orientado. El coruñés perdió el balón y provocó la contra del Oviedo, con la defensa deportivista descolocada. La jugada acabó con una falta a favor de los carbayones, provocada por Abdoulaye Ba en la frontal del área. Ese libre directo de Yoel Bárcenas supuso el 2-0.
Gaku, desapercibido
Si ante el Sporting alabábamos merecidamente a Gaku Shibasaki, contra el Oviedo pasó desapercibido, ¿por qué? Por lo mismo que tantos meses atrás. El Dépor quería que Gaku aliviase en salida de balón, y el nipón acabó actuando en una zona del campo que no es la suya, al menos no es en la que más cómodo se siente. Basta con comparar su mapa de toques contra el Oviedo y su mapa de toques contra el Sporting para entenderlo.
Desaparecidos en ataque
El papel de Gaku tiene incidencia directa en la generación de juego del Dépor, pero también el de Çolak, que ayer apenas intervino. Así las cosas, ante el Oviedo, el Dépor sumó 5 tiros en 97 minutos. El primero, en el 37′, desde los 11 metros, acabó en las manos de Lunin, y fue el penalti de Çolak. Pero más allá de esa acción, y de los goles de Sabin y Peru, el Dépor solo contabilizó otros 2 disparos: uno lejano (y desafortunado) de Keko y una falta directa, sin consecuencias, de Aketxe.
Los cambios
La mejor noticia para Fernando Vázquez llegó desde el banquillo. Keko mejoró al equipo con su entrada, y a Aketxe le bastó un cambio de orientación milimétrico para recordar su papel decisivo en el juego. Su zurda de seda reconforta a un Dépor que, con sus modificaciones, fue capaz de salvar el partido, y el golaverage particular, ante un rival directo. El equipo coruñés sigue en descenso, una jornada más, pero tiene los mismos puntos que el Oviedo. Y eso, por cómo empezó el partido del Tartiere, es mucho decir.