No habían pasado ni 60 días desde el desastre de Mallorca y el Dépor ya estaba retomando la competición, ya estaba dando inicio a la temporada 2019-20. Cabe recordar lo de Son Moix, al comienzo, por contextualizar. Y porque el haber rozado el éxito con la punta de las dedos en aquella isla provocó que, algunos meses después, la caída al precipio pareciese más traumática aún, supusiera otro drama en una lista sinfín.
Anquela y las dudas
Al inicio de la temporada, el Dépor se mostró frágil, sin un plan definido. En parte, por una confección de plantilla tardía. La congestión en la operación salida provocó que hasta cinco jugadores llegasen en el último día del mercado: Montero, Mollejo, Salva Ruiz, Beto da Silva y Jovanovic. Así las cosas, Anquela no contó con su plantilla al completo hasta la jornada 4.
Más allá de eso, a nivel de juego, el Dépor arrancó con muchas dudas, sin una identidad. Durante varias jornadas, ‘sobrevivió’ gracias a su balón parado. Hilaba todo su peligro ofensivo en las botas de Ager Aketxe. Incapaz de crear con balón, incapaz de generar ocasiones en acciones combinativas, llegó un momento en el que equipo lo confiaba todo a una falta o un córner. Mal vicio.
Cuando la zurda del centrocampista vasco se fue enfriando, el Deportivo se quedó con muy pocas certezas a las que agarrarse. Su salida de balón, frágil, propiciaba que los rivales recibiesen regalos en posiciones idóneas para hacer daño.
Del mismo modo, al Dépor, reactivo, le costaba un mundo recuperar el balón tras pérdida. En parte, por lo comentado anteriormente: por su dificultad para progresar bien desde atrás. Su ratio de recuperaciones en el último tercio de campo era muy bajo.
Otra de las primeras dudas residía en la posición de Gaku Shibasaki. Empezó como mediocentro, en un doble pivote con Álex. Por su características, el internacional japonés es de perfil creativo. Sin embargo, hubo incongruencias en aquel momento: cuando el Dépor se veía presionado en salida de balón, buscaba el balón en largo, nunca jugaba por abajo. ¿Qué pintaba Gaku en ese contexto? Ante el Oviedo, en la primera jornada, maravilló. Con el paso de los partidos, se mostró desubicado y desaprovechado, quizá demasiado exigido. A ratos, a Gaku se le pedía que iniciase jugada y luego que diese también la asistencia en los metros finales.
Algunos meses antes de que empezara la liga, tanto Gaku como Aketxe se habían postulado como dos de los mejores fichajes del Deportivo. Sobre el papel, con las bajas de hombres importantes como Edu Expósito o Quique González, el nipón y el vasco se antojaban decisivos. Que no acabasen de encontrarse cómodos en ese arranque solo fue uno más de los diversos factores que explican el mal inicio del Deportivo.
Arriba, la pólvora estaba mojada. Atrás, el equipo hacía aguas. Fueron pasando las semanas, y Anquela no encontraba el camino.
El factor psicológico
Indudablemente, el factor psicológico cuenta. Es difícil calibrar hasta qué punto o en qué medida esto influye en lo futbolístico. Parece obvio que el problema del Dépor comenzó siendo de juego y acabó siendo también mental. No es un apunte menor. En situaciones límite, no cumplir con las expectativas marcadas pesa en la cabeza del futbolista. Pesa hasta tal punto que lo lleva al bloqueo. Más aún, jugando en un club histórico que apenas un par de meses antes se había quedado a un solo gol de volver a Primera. Samuele Longo, por poner un ejemplo, se despidió de A Coruña con 13 partidos en liga y cero goles. Unos números muy pobres, y unas sensaciones aún peores, que probablemente disten mucho del tipo de jugador que es.
Luis César, reacio al cambio
Cuando Anquela fue despedido, Luis César Sampedro ocupó su lugar. Al principio demostró cierto inmovilismo, se mostró reacio al cambio. No fue hasta la jornada 17 cuando el técnico vilagarcián apostó por el trivote (4-3-3), un esquema que, por las virtudes de las piezas empleadas, dotaba al Dépor de más recursos con balón.
De 11 encuentros en el banquillo, Luis César solo fue capaz de sumar 1 victoria: justo en el undécimo partido. Ya era demasiado tarde. Aunque aquel triunfo supuso un punto de inflexión, la reacción ya no sería con él en el banco. Estaba destituido.
Fernando Vázquez, el agitador
Con la entrada de la nueva directiva, la apuesta fue clara: Fernando Vázquez. A priori, parecía un acierto seguro en el plano social. Con la afición crispada, viviendo el peor momento de la historia reciente del club, el entrenador gallego supuso un halo de esperanza. Probablemente hubiese mejores técnicos en el mercado en aquel momento, pero ninguno tenía la capacidad de FV a la hora de conectar a la grada con el equipo. El 20 de diciembre, el Estadio de Riazor registró su peor entrada: 8.000 espectadores. Solo diez días más tarde, cerca de 200 aficionados acudían a un entrenamiento en la Ciudad Deportiva de Abegondo.
Ese fue el primer paso, el segundo tuvo lugar en el terreno de juego. Pero en medio del análisis futbolístico, hay que hacer un paréntesis: no se puede obviar el papel de ABANCA y la entrada de la nueva directiva. Ni tampoco la reestructuración de la plantilla. Çolak, Sabin Merino, Beauvue, Keko Gontán, Hugo Vallejo y Uche Agbo llegaron para mejorar lo que había. Sin embargo, y curiosamente, varios de estos nombres han pasado prácticamente desapercibidos hasta el momento. Y, en cambio, algunos de los que han resultado vitales en la remontada ya estaban en la plantilla.
A la hora de hablar de la mejora colectiva, hay que incidir en lo individual y en la pizarra. Lo primero que hizo Fernando Vázquez fue apuntalar la defensa: pasó a jugar con cinco atrás. Esto, el número, no garantiza defender mejor, sin embargo, al Dépor le fue bien. Y, además, le sirvió para mejorar su salida de balón, más limpia desde ese momento.
Uno de los primeros cambios fue la posición de Mujaid. El canterano deportivista, que con Luis César venía actuando como lateral, pasó a hacerlo como central diestro. Y desde ahí, al lado de Somma, fue creciendo, partido a partido, a pasos agigantados, sin salir ya más del once.
En el medio, Ager Aketxe se reencontró consigo mismo. Fue mucho mejor jugador que el del inicio de liga, más completo. A las órdenes de Fernando Vázquez, el ex del Cádiz se quitó de encima la etiqueta de “buen golpeador de balón”. Claro que Ager es uno de los mejores lanzadores nacionales, eso nadie lo duda, y hay más de un clip que lo corrobora. Pero más allá de esta virtud, ha demostrado que puede ser una pieza capital en la creación de juego. E incluso se ha implicado defensivamente. Porque sí: la propuesta de Vázquez ha provocado que jugadores de perfil ofensivo como Ager o Emre hayan tenido que esforzarse más cuando no tienen el balón.
En el medio, Peru se volvió fundamental. Siempre bien colocado, redujo las intervenciones de los defensas y con balón dotó al centro del campo de mucho criterio; acompañado por Gaku. Lógicamente, Sabin Merino con sus 4 goles en 4 partidos seguidos también tuvo mucho que decir. En menor medida hay que mencionar el factor suerte. No es nada descabellado decir que, en algún partido puntual de la racha positiva, el Dépor también contó con él.
Otro dato esclarecedor, y que no es casualidad, es que, en plena racha triunfal, el Dépor solo tuvo la posesión ante el Numancia. No quería el balón, no le interesaba.
El bajón preconfinamiento
Pero justo después de esas 7 victorias seguidas, justo antes del parón, llegaron 4 partidos consecutivos sin ganar. Buena parte de este bache que sufrió el Dépor se explica a través de una acción concreta: la lesión de Somma vs Girona. El italiano estaba siendo un seguro de vida en la zaga, y trastocó los planes de Fernando Vázquez, que en enero había prescindido de Lampro. Sin más efectivos (puros) en el eje que Montero y Mujaid, Vázquez apostó por retrasar la posición de Peru, para así poder mantener el dibujo.
En más de una ocasión, el técnico de Castrofeito ha señalado que ve a Peru haciendo carrera ahí. Sin embargo, el futbolista del Athletic no se ha sentido cómodo de central en ningún momento. Y si algo ha demostrado es que, ahora mismo, su posición es la de mediocentro, donde sí es decisivo para el Dépor.
Es oportunista hacer cábalas y pensar en lo que podría haber pasado si no se hubiese producido el parón. Igualmente, algo es obvio: el Dépor volvía a atravesar un nuevo bache, de juego y resultados.
El Dépor que viene
Con la reanudación del campeonato, hay muchas incertezas: las típicas del fútbol en general y las propias del Deportivo en concreto. ¿Cambiará de sistema Fernando? ¿Llegarán los lesionados a tiempo? ¿Cómo será este tramo final?
Desde su llegada al banquillo del Dépor, Fernando Vázquez ha apostado por el 5-4-1. Las urgencias del momento le habían dificultado probar cosas nuevas. Sin embargo, en el regreso a los entrenamientos, aprovechando el parón, ha introducido el 4-4-2 en rombo. Antes de que se paralizase la liga, en más de una ocasión, Fernando había reconocido que le atraía la opción de jugar con dos puntas y pasar a defensa de 4.
¿Por qué no ha planteado FV el 5-3-2 hasta la fecha? Ese esquema le permitiría mantener la defensa de 5 y jugar con 2 referencias arriba. Sin embargo, por la amplitud que el preparador gallego quiere tener en el centro del campo, sobre todo a la hora de defender, resulta muy difícil imaginar un Dépor así. De ahí que, con dos puntas, el técnico de Castrofeito solo haya contemplado el 4-4-2 hasta el momento.
Como el fútbol es tan caprichoso, y para ponerle más tensión e incertidumbre a la situación actual, ha surgido un nuevo contratiempo: dos de los mejores futbolistas de esta ‘segunda era FV’ han caído lesionados. Mujaid y Aketxe. Por mirar el apartado positivo, los fichajes invernales se encuentran ahora ante una nueva oportunidad. Al partir de cero, al estar en igualdad de condiciones físicas que los demás, se espera que puedan ter un papel más importante. Jugadores como Keko o Beauvue, con condiciones de sobra conocidas, podrían suponer refuerzos de lujo para FV en este tramo final. A mayores, está la incógnita de Abdoulaye Ba, más expuesto si finalmente el equipo pasa a jugar con defensa de 4, pero más experimentado que Montero.
Por último, habrá que tener en cuenta el manejo de los cinco cambios. Con tanto fondo de armario -por demostrar, eje de la zaga al margen-, tampoco deben pasar desapercibidos. La gestión de este recurso tendrá un papel importante en el devenir de la competición. Que las piezas del puzle vuelven a posicionarse en su lugar idóneo, también. ¿Dónde estará el Deportivo a finales de julio?