No va más en Riazor. El Dépor se enfrenta en las semifinales del play-off de ascenso a un Linares cuyos datos lo muestran como un equipo muy peligroso en el centro lateral, pero que es mucho más que eso. Porque la escuadra jienense tiene argumentos de sobra para dañar a cualquier rival, como ha demostrado en la segunda vuelta. Tras el ecuador, tan solo el Andorra y el Sabadell han firmado mejores registros que el conjunto entrenado por Alberto González, que ha hecho un sprint final tan notable como para colarse in extremis en la fase de ascenso a la categoría de plata por segundo curso consecutivo.
Dicen los datos que el Linares es un equipo con capacidad para generar peligro, pero que también concede. Y eso es así, pero no tanto. Porque el conjunto de Jaén es un bloque más compacto de lo que dicen sus números. Así lo demuestran sus 10 porterías a cero en la segunda vuelta, en la que goleadas abultadas como ante el Castilla (4-1), el Villarreal B o la Balona (5-2) contribuyeron a generar unas cifras pobres a nivel defensivo. Sí es, por tanto, el Linares un equipo tendiente a las desconexiones puntuales. Pero no es previsible que eso se produzca en un partido de play-off con tanto en juego y sin margen de error.
Sin embargo, aunque las desconexiones expliquen mucho, no se puede considerar al Linares un equipo sólido como sí eran otros posibles rivales. Es el cuadro andaluz un conjunto veterano, pero que destaca más en campo contrario que en el propio. Porque el conjunto linarense no brilla en su capacidad para ganar duelos defensivos (solo el 57,7%, siempre según Wyscout). Pero sobre todo concede muchos remates al rival. Con 11,12 chuts permitidos, pocos son los equipos del Grupo 2 que más facilidades dan ese sentido. Eso se ve reflejado tanto en los goles esperados en contra (1,22) como en los goles recibidos por partido (1,28). El Linares tiene buenos futbolistas en el aspecto defensivo, como el meta Razak o los centrales Fran Lara y Josema. Pero el defender no es su punto más fuerte.
Sí lo es el apartado ofensivo. Porque con balón, el Linares es un equipo dañino que tiene como gran virtud el centro desde banda, pero es mucho más que eso. El cuadro azulón ha generado más centros laterales que ningún otro en la categoría (18,02), algo que le ha permitido firmar un elevado número de toques en el área (14,98), de tiros (11,31) y de goles (1,5 por partido). El contexto es ideal para jugadores de banda y rematadores. Y Alberto González cuenta con piezas para estos dos roles.
Por un lado, Cristian Carracedo ha destacado sobremanera como futbolista encarador. El extremo derecho es uno de los grandes peligros del Linares por su capacidad para retar una y otra vez al lateral y servir balones de peligro. Solo Ez Abde promedió más regates y nadie centró más en el Grupo 2. Por otro lado, está Ion Etxaniz. El delantero vasco ha explotado este curso como goleador al encontrar situaciones propicias para su juego. 13 dianas sumó en liga regular para igualar su mejor registro en la categoría. El punta es el clásico ariete rematador e incómodo en los duelos, por lo que el Deportivo deberá tratar de alejarlo del área.
Talento y jerarquía
Pero más allá de estos dos futbolistas, el Linares cuenta con otras piezas que han terminado de ensamblar para conformar un bloque muy competitivo. Destaca la de Fran Carnicer. El mediapunta juega en el equipo de su casa tras vivir muchas experiencias y es el gran líder. Caído a banda izquierda o como segundo punta, Carnicer es el encargado de aparecer entre líneas y marcar el ritmo de juego del equipo. Un futbolista vistoso, pero eficaz. El motor con balón.
Protege al ya veterano futbolista linarense el doble pivote conformado por Rodri y Álex Meléndez. Y está por ver si González refuerza más el eje central dando entrada a Marc Caballé como mediapunta en un 4-2-3-1 que en ocasiones utiliza como contrapunto al 4-4-2. Ese movimiento dejaría sin sitio a Copete o a Barbosa, habituales futbolistas pegados al carril izquierdo. Unos carriles en los que los laterales tienen protagonismo, ya que tanto Guille Marín como sobre todo Adán Gurdiel miran hacia arriba sin miedo. Esa dupla conformada por Gurdiel y Carracedo hace que el Linares sea el equipo del Grupo 2 que más ataca por el sector derecho. Trabajo extra para Héctor Hernández y su acompañante.
Así, con capacidad para jugar en largo como método para salir de la presión del rival pero también facilidad para asociarse en campo rival o incluso correr en transición, el Linares se presenta en Riazor como un evidente ‘tapado’. Suma 8 victorias en los últimos 10 encuentros y llega en un momento de confianza plena al play-off. El centro lateral es su gran arma. Pero el cuadro de Linarejos tiene talento y jerarquía para ofrecer mucho más que eso y no achicarse por el ambiente.