El mismo día que arrancaba su pretemporada, el Dépor anunciaba la continuidad de Miku de cara al curso 21/22. El venezolano, que volvía al fútbol español el pasado curso de la mano del equipo herculino, vivió una temporada en la que fue de menos a más. Repasamos la primera campaña con el Deportivo de un Miku que se ha ganado la confianza del club.
Después de tres temporadas repartidas entre el Bengaluru indio y el Omonia Nicosia griego, Miku llegaba al Dépor en el verano de 2020 para reforzar la delantera. Ya lejos de sus mejores años, el ariete firmaba con más de 80 tantos en España a sus espaldas. Casi la mitad de ellos, 37 para ser exactos, habían llegado en Primera División, categoría en la que anotó para Getafe y Rayo Vallecano.
Por ello, y pese a sus 35 años, Miku llegaba con la vitola de ser un delantero con olfato goleador y que podría aportar a un Deportivo en Segunda B. Así, aunque sacándolo desde el banquillo, Fernando Vázquez le dio su confianza desde los primeros encuentros. Sin embargo, el rendimiento del atacante no fue el esperado. Lento y fuera de forma, no logró aportar al equipo la mordiente necesaria, algo que tampoco eran capaces de ofrecer Beauvue y Rui Costa.
Además, los primeros meses de Miku en el Deportivo estuvieron marcados por diversas lesiones. El propio futbolista llegó a admitir su desazón por esta circunstancia. «Estoy muy triste por todas las lesiones que he tenido este año”, reconocía un 11 de marzo, tres días antes de la visita del Dépor a Barreiro. Hasta entonces, habían transcurrido 16 jornadas del campeonato. El venezolano había tenido minutos en 9 de ellas, pero había sido incapaz de hacer un solo gol. Pero justo a partir del momento en que mostró su rabia, su dinámica cambió por completo.
Un hat-trick para romper el hielo
Tras salir de inicio ante el Pontevedra, en el Celta B vs Deportivo Miku era titular por primera vez en dos partidos consecutivos. El delantero parecía empezar a dejar atrás sus continuas lesiones y contra el filial olívico por fin se soltó. En menos de 45 minutos, hizo sus tres primeros goles como blanquiazul, sellando así un hat-trick que valía una victoria y una importante dosis de moral. Más allá de los tantos en sí, la consecución de los mismos permitió ver algunas de las habilidades que el punta no había sido capaz de mostrar como herculino: gran remate de cabeza, potente disparo y fiabilidad desde el punto de penalti.
Dos penas máximas hubo a favor del Dépor en la segunda fase. Miku asumió la responsabilidad en ambas y continuó con su 100% de acierto. En total, en los cinco partidos que disputó ante Marino, Langreo y Numancia, el delantero hizo cuatro dianas. Además, lució sus cualidades para recibir de espaldas, retener el balón bajo presión y facilitar las llegadas de hombres de segunda línea como Rayco o Keko. De este modo, se convirtió en un jugador fundamental para que el equipo coruñés sellase su presencia en Primera RFEF. «Vine a ayudar, no me bajo del barco cuando las cosas no salen bien», señalaba entonces.
Con un total de siete tantos, el venezolano fue con diferencia el máximo goleador de un Dépor que sufrió lo indecible para ver puerta durante gran parte del curso. De hecho, ningún otro compañero fue capaz de superar los dos goles. Gracias a este gran segundo tramo de competición, el Deportivo ha vuelto a apostar por Miku para el próximo curso. Los goles del internacional prometen ser decisivos para pelear por el ascenso.