Salió el Deportivo al Helmántico cargado de buenas intenciones para comenzar a olvidar ante el Salamanca la semana traumática de cambio en el banquillo. El esbozo de lo que pretende Rubén de la Barrera para el equipo blanquiazul no tardó ni unos minutos en saltar a la vista. 4-3-3, tener la pelota, ocupación lógica y meticulosa de los espacios y buscar al rival hacia adelante siempre que se pueda.
Pero el fútbol ha sido y será siempre de los futbolistas. Los entrenadores, Fernando antes y De la Barrera ahora, llegan hasta donde llegan. Se pasan la semana dotando de herramientas a sus jugadores y enseñándole dónde están las puertas, pero el domingo son los 11 que están sobre el verde los que deben saber atravesarlas.
Preparación y ejecución. Conviene diferenciar ambos conceptos para explicar al Deportivo que se vio en Salamanca. Porque más allá de un campo impracticable, el conjunto herculino siguió pecando de los errores habituales. Muchas dudas, numerosos errores en pases sencillos y una toma de decisiones nefasta cuanto más cerca estaban del área rival. El trabajo del técnico coruñés a la hora de liberar la mente de los suyos será tan importante como el que exponga en la pizarra.
Medio vacío o medio lleno
Toca poner en la balanza diferentes aspectos para valorar el estreno del nuevo Deportivo. En una parte están las bajas y el mal estado del césped, como en Zamora, a lo que se suma el poco tiempo que ha tenido De la Barrera para preparar el encuentro. Pero sería hacerse trampa tener en cuenta también que el conjunto blanquiazul se enfrentaba al colista. Un grupo que ha tenido unas navidades todavía más turbulentas que el Dépor, cambio de entrenador incluido, y con muchos jugadores debutando. Y salvo 15 minutos, los coruñeses no fueron capaces de imponerse y tener el partido controlado ante un rival que sólo presionó la salida de balón tímidamente durante algunas fases.
La puesta en escena fue aceptable teniendo en cuenta las circunstancias, pero queda más que claro que hay mucho trabajo que hacer y poco tiempo con una lista de incógnitas que Rubén de la Barrera debe empezar a resolver cuanto antes.