2022 se acerca a su fin y toca repasar cómo ha sido el año en clave blanquiazul. Así, tras arrancar con el periodo comprendido entre enero y marzo, ponemos ahora el foco en el segundo trimestre del Deportivo. Con la llegada del mes del abril, el equipo comenzó a reponerse de la mala racha de resultados que encadenó tras el aplazamiento de la visita del Racing a Riazor. De hecho, los herculinos perderían un solo partido en las últimas nueve jornadas de la temporada regular. Y sería en una última jornada intrascendente, con Unionistas visitando a un Dépor que ya tenía la segunda plaza en el bolsillo.
Después de cerrar el primer trimestre del año con una dolorosa derrota en Balaídos ante el Celta B, el Dépor comenzó esta segunda etapa venciendo por 2-1 al Rayo Majadahonda. Posteriormente, llegaría un empate ante el Bilbao Athletic que, para no dejar espacio a la tranquilidad en el siempre convulso club blanquiazul, trajo consigo una nueva polémica. Diarra y Artola, dos jugadores del filial vasco, tuvieron minutos ante el Deportivo. Ambos arrastraban en dicho encuentro una sanción que no habían llegado a cumplir, ya que el encuentro de la jornada anterior debía haber medido a los suyos con el ya expulsado Extremadura.
Pese a que Borja Jiménez daba «por hecho» que el Dépor sumaría los tres puntos por alineación indebida, una vez más los diferentes estamentos dieron la espalda la entidad herculina. Ni Competición, ni Apelación ni el TAD dieron la razón a los blanquiazules, que tras mucho pelear vieron como su casillero se quedaba únicamente con el punto logrado en el campo. Sin embargo, al contrario de lo que sucedió tras la polémica con el Racing, esta nueva batalla extradeportiva no pasó factura a los de Borja Jiménez.
Muchos goles y dos lunares para asegurar el playoff
Si ante la Cultu (todavía en marzo) y el Rayo Majadahonda, el Dépor se había impuesto por sendos ajustados 2-1, en el tramo decisivo del campeonato los coruñeses dieron un paso adelante a nivel goleador. Esta mejoría realizadora fue palpable sobre todo en Riazor, donde la comunión entre equipo y afición volvía a entrar en ebullición. De manera consecutiva, DUX y UD Logroñés caían por 3-0, con la sociedad Soriano-Quiles a pleno rendimiento. Entre medias, un empate (1-1) en Talavera para completar dos meses sin triunfos fuera de casa. Una losa demasiado grande para plantar batalla a un Racing de Santander que había puesto la directa hacia Segunda División.
Ya en mayo, el Dépor volvía a destrozar la meta rival en Riazor, haciéndole cuatro a un Tudelano hundido en la tabla. Eso sí, los navarros, que se adelantaron hasta en tres ocasiones, dejaron al descubierto otra de las vergüenzas del Dépor de Borja Jiménez: su fragilidad defensiva. La mala racha a domicilio se rompió en el mejor momento posible, en la penúltima jornada del curso. Los herculinos sacaron la apisonadora ante el Valladolid Promesas y se impusieron por 0-4 en un partido en el que vio puerta incluso Álvaro Rey, uno de los grandes fiascos de la temporada. Ya sin nada en juego (y precisamente ante el equipo contra el que abrirán 2023), los gallegos caían ante Unionistas en la última jornada. Todas las miradas estaban puestas en la promoción de ascenso.
Podemos obviarlo
Decir que el Deportivo pasó por encima del Linares en la semifinal del playoff sería realizar un análisis demasiado simplista. Pese a lo abultado del resultado (4-0), lo cierto es que los andaluces fueron muy superiores durante el primer tiempo. Sin embargo, un gol de Quiles justo antes del descanso lo cambió todo. Aprovechando el intermedio, Borja Jiménez retiró a William para dar entrada a Soriano, que hacía el segundo. El capitán, Álex Bergantiños y, de nuevo, Alberto Quiles, cerraban el triunfo. El Dépor llegaba volando a la final.
Ante el Albacete, Soriano confirmaba su pletórico estado de forma poniendo por delante a los blanquiazules. Lo que pasó después podemos obviarlo. Basta decir que, hasta en dos ocasiones, al Dépor le valía con aguantar ocho minutos sin encajar para subir a Segunda División. Hoy sigue en Primera RFEF.