Llegó a Riazor para enfrentarse de tú a tú al Deportivo y acabó goleado. Eran los riesgos que asumía aquel Club Deportivo Castellón de Dick Schreuder, un conjunto que jugaba un fútbol total en el que no había término medio: o puerta grande, o enfermería. Aquel día, el cuadro orellut inició una dinámica negativa que acabó por llevarse por delante al técnico neerlandés, tras dejar su dura rueda de prensa de A Coruña y encadenar tres derrotas más.
Que el problema iba más allá de lo futbolístico se puede intuir porque Bob Voulgaris, el multimillonario propietario del Castellón, entendió que la línea debía ser continuista. Nada de virar el timón. Solo era preciso cambiar al capitán. En su lugar, dio el relevo al primer oficial: Johan Plat. El que era, hasta entonces, segundo de Dick asumió el mando. Y aunque la travesía comenzó con oleaje, esas dos primeras derrotas por la mínima en Oviedo (1-0 en el añadido) y ante el Huesca (0-1 en los primeros minutos) dejaban entrever lo que estaba por venir.
Porque sí, el equipo castellonense mantiene su marcada identidad. Es un conjunto que quiere la pelota, pero para verticalizar el juego. Solo el Elche maneja más posesión que el cuadro blanquinegro (57%), que es también uno de los conjuntos que más volumen de situaciones de gol generan (10,8 remates por cada 90 minutos). Nada de eso ha cambiado, al menos en Castalia. Tampoco una estructura muy próxima al 3-4-3, en la que destaca la amplitud otorgada por sus carrileros y los dos acompañantes del punta, más enfocados al juego interior y, de este modo, a ofrecer muchas soluciones al equipo en fase ofensiva.
El Castellón quiere llevar la iniciativa y sabe cómo no atascarse. Lo demuestra en casa, donde sus últimos rivales Eibar (2-0) y Burgos (2-1) pueden dar fe. E incluso fuera, en escenarios como el del Martínez Valero. Pero esas señas no le están impidiendo acercarse a una mayor solidez defensiva. Clave en este sentido es su mayor atención en las vigilancias ofensivas. Todo a costa de no permitir que su última línea de tres se salga demasiado de zona y exigirle a uno de los dos pivotes que no mire única y exclusivamente hacia delante.
El plan ha permitido que el séptimo equipo más goleado del curso (41) y el tercero que más goles esperados concede según la claridad de las ocasiones de sus rivales (48,3) haya podido cerrar su portería en dos partidos y acumule 7 goles en contra en los 7 partidos de Plat hasta la fecha. La mejora es sustancial, aunque el Burgos volvió a encontrar los caminos para correrle a un equipo con tendencia a jugar en una sola dirección.
Un Castellón con muchas novedades respecto a Riazor
Más allá de la ‘novedad’ en el banco y los pequeños matices que Plat está tratando de introducir, la principal diferencia entre el Castellón que hoy se medirá al Deportivo y el que visitó a Riazor está en los nombres. Cambios obligados por la aparición de nuevas piezas ausentes aquel día y la baja de otras claves.
Douglas Aurelio, goleador en Riazor, y el extremo Keneth Mamah no podrán volver a medirse al Dépor ni a ningún otro equipo este curso por lesiones de larga duración. Tampoco estará en el once otro titular aquel día, el exdeportivista Salva Ruiz. Mientras, la ‘perla’ Gonzalo Pastor está con la selección sub-19.
Van de Belt, Gio Zarfino y Willems eran duda, pero parece que todos ellos llegarán al choque. Los dos primeros componen la sala de máquinas del Castellón, con el neerlandés más enfocado al equilibrio en lo que es una especie de rol similar al de Frenkie De Jong: juega por delante por la defensa, pero sus características con balón y su capacidad de llegada son las quie más destacan. Mientras, el uruguayo, incorporado en invierno, empieza a parecerse a aquella versión que lo convirtió en un futbolista importante en la categoría.
Por delante estarán con total probabilidad Suero y otro regresado como Álex Calatrava, figura fundamental del bloque orellut por su diversa habilidad para jugar en espacio reducido y, a la vez, atacar en vertical. En la punta de ataque se ha vuelto a asentar Jesús de Miguel, ‘pichichi’ el pasado curso y uno de los futbolistas del equipo con menor libertad en su posicionamiento, pues su función se basa en fijar centrales para generar espacios al resto y estar presente en el remate.
Con un el fichaje Mabil asentado en el carril diestro y Raúl Sánchez en la izquierda, otro de los que regresa al once es un Alberto Jiménez que guarda gratos recuerdos de Riazor y al que su equipo echó mucho de menos en A Coruña. Aquel día no cumplió un Daijiro Chirino que sí tiene condiciones para jugar en el modelo que propone el Castellón y ha recuperado su nivel, al igual que el joven Vertrouwd. Los duelos entre esa última línea y los atacantes de un Dépor que tendrá espacios pero deberá superar la elevadísima presión de su rival serán claves.
Ante el Córdoba, el cuadro herculino no se impuso en esos envíos directos y tuvo que basar su gran amenaza en correr tras recuperar. Está por ver si ante otro rival parecido al equipo de Iván Ania y al que ya le masacró a través de sus fisuras en la ida, logra encontrar más vías en un encuentro que promete ser, de nuevo, de mucho ida y vuelta.