Con un meta y un zaguero ya llegados, el Deportivo ya ha empezado a construir su parcela defensiva de cara a la próxima temporada. Imanol Idiakez ya cuenta con una portería sobrepoblada y una línea defensiva con prácticamente todos los puestos doblados. Pero en el ataque y, sobre todo, en el mediocampo, la cosa es muy diferente. Porque más allá de que el club todavía no ha concretado nuevas llegadas, las salidas de varios futbolistas importantes le obligan a poner en marcha un proceso de reconstrucción importante.
En esta ecuación de incertidumbre sobresale la situación del centro del campo. Porque en la línea que marca buena parte de la personalidad de un equipo, tan solo hay una clara certeza: Diego Villares. El vilalbés, que durante los dos últimos cursos ha tenido que ejercer durante muchos momentos de comodín defensivo, es el gran pilar sobre la que empezar a edificar una línea que ya no contará ni con Álex Bergantiños, ni con Rubén Díez.
Sí tienen contrato Roberto Olabe e Isi Gómez, los otros dos centrocampistas puros con los que actualmente cuenta el Dépor -contando a Mario Soriano como atacante-. Pero ambos tuvieron un papel mucho menos trascendente la pasada campaña que Villares, que fue el quinto futbolista con más minutos del curso. A falta de saber si ambos son del gusto de Idiakez y con cuántos medios quiere conformar el Deportivo su sala de máquinas para la 23/24, el número ’22’ apunta a repetir el papel de hombre fundamental en el club e incluso a adquirir más galones en el vestuario y en el césped tras la retirada de Bergantiños.
Villares y un rendimiento incontestable
Clave para ese ‘ascenso’ de nivel en el plantel al que apunta Villares ha sido su rendimiento. Diego ha sobresalido cuando ha podido soltarse para presionar hacia delante, su gran cualidad. En parte gracias a esa capacidad la temporada pasada materializó 4 dianas y acabó como cuarto máximo realizador del Dépor. Pero a mayores, Villares también ha brillado ‘ancla’ más fija, en una posición de pivote único en la que se dedicó a equilibrar al equipo.
Precisamente esa facilidad para rendir bien tanto de pivote defensivo como de interior le abre el hueco de indiscutible en el centro del campo. Una sala de máquinas conformada por otro hombre de un rol más defensivo y parecido en algunos aspectos a Diego, como Roberto Olabe, y completada por el momento por un tercer futbolista más capaz de darle continuidad al juego asociativo del equipo, como Isi Gómez.
Fernando Soriano e Imanol Idiakez tienen trabajo por delante para terminar de perfilar una línea fundamental. Pero, al menos, saben que Diego Villares es un pilar seguro sobre el que reconstruir al Deportivo de cara a lograr, por fin, el ascenso a Segunda.