«Un estilo del de Coruxo, más pequeñito, con césped irregular… No sabemos muy bien qué nos vamos a encontrar. Hace dos semanas estaba durísimo y ahora parece que blando». Así hablaba Keko Gontán esta mañana en rueda de prensa sobre el Municipal de Miramar que el Deportivo visitará este domingo (17:00h, Footters) y que es un fortín para los locales. Sin embargo, Rubén de la Barrera ya sabe lo que es ir allí y ganar. El técnico herculino ha jugado dos veces en el campo del Marino de Luanco y siempre fue capaz de llevarse la victoria: 0-1 con el Guijuelo y 0-3 con el Valladolid B, ambas en 2014.
Además, de la Barrera no sabe lo que es perder ante el Marino: cuatro victorias y un empate; y ni siquiera ha encajado un solo gol del conjunto asturiano (0-0, 0-1, 0-3, 1-0, 1-0). De hecho, de todos los rivales a los que Rubén se ha enfrentado en al menos cinco ocasiones, solo ante el Somozas tiene mejores números: 16 puntos de 18 posibles. Eso sí, exceptuando el de hace tres semanas en Riazor, todos los enfrentamientos anteriores datan de entre 2013 y 2015, por lo que el Marino es un equipo muy distinto al de entonces y en su plantilla ya solo continúa el lateral izquierdo y capitán Guaya.
Por su parte, los únicos jugadores del Dépor que saben lo que es jugar en Miramar son Borja Granero, Miku y Álex Bergantiños. Mientras que central y delantero saldaron sus visitas con empate, y curiosamente Granero lo hizo anotando un gol, el capitán es el único que cayó derrotado. Fue en el año 2008, vistiendo la camiseta del Fabril y acompañado de jugadores como Carlos Pita, Lassad, Piscu o el ahora rival Nacho Matador.
Segunda visita en partido oficial para el Deportivo
Por otro lado, esta será la primera vez que el Deportivo visite Miramar en partido liguero, pues su único encuentro oficial allí fue por Copa del Rey en el año 2001. Ese duelo, histórico para los asturianos pues recibían a un Dépor de Champions y que un año antes había sido campeón de Liga, se saldó con un 1-4. César, Víctor y Pandiani (2) hicieron los goles gallegos. Por aquel entonces, el entrenador local era el padre de Roberto Robles, exdirector de metodología de la cantera del Deportivo.