Pocos equipos hicieron mejor temporada que el Badajoz en Segunda B el curso pasado. El cuadro blanquinegro dominó su grupo con mano de hierro de inicio a fin, pero falló en el día clave. Cuando ya tocaba el ascenso con la punta de los dedos, en casa y ante toda su afición, no pudo con el Amorebieta. El club se quedó con la miel en los labios y la decepción dio paso a un verano convulso en lo extradeportivo y a una profunda reconstrucción de la plantilla.
También del banquillo, donde el relevo no llegó sin polémica. El Badajoz decidió prescindir de Fernando Estévez anunciando que el acuerdo era mutuo, pero el propio técnico aseguraba que todavía tenía contrato en vigor y que tomaría acciones legales. Mientras, en el Nuevo Vivero le daban las riendas del equipo a Óscar Cano.
El granadino supo desde el principio, eso sí, que el Badajoz tendría que pagar su temporada exitosa en Segunda B. Corredera, su gran estrella, sí ascendió a Segunda para jugar en el Tenerife. También Pol Vázquez, uno de sus centrales. El resto de piezas clave fueron repartiéndose entre los rivales de Primera RFEF (Maestre al Albacete, Kike Royo y Morgado al Sabadell) hasta dejar un once prácticamente nuevo. Con Aquino todavía sin estar al cien por cien tras una lesión de rodilla, sólo David Concha y Jesús Clemente repiten como fijos.
Un buen inicio como terapia para el Badajoz
Después de una pretemporada con muchas dudas y una plantilla corta, la mejor noticia para el Badajoz ha sido su buen inicio de liga. Ha ganado sus dos partidos en casa y ha empatado en Barreiro ante el Celta B. Todo ello sin encajar ningún tanto. La portería, la línea defensiva y el centro del campo son completamente nuevos en una alineación además muy joven en la que sólo hay dos futbolistas por encima de los 27 años.