Nueva edición de la columna de Dani Cancela, ex del Depor y coruñés, enrolado en las filas del Kitchee de Hong Kong desde hace una década. En su serial titulado ‘Desde la (semi) burbuja’, nos cuenta las sensaciones que le dejó el triunfo del Deportivo en Calahorra.
El rodillo y la pausa
Es oficial. Este Dépor va en serio. Después de tres jornadas, dos de ellas de visitante, queda fuera de toda duda que el Deportivo es uno de los más firmes candidatos a liderar su grupo. ¿Lógico? Sí. Pero también, o más si cabe, lo era el año pasado, ese en el que según las declaraciones fuera de lugar de Miku, no sabían a lo que jugaban. Más allá de lo poco oportuno de un comentario que solo busca una venganza que nadie pide, parece claro que este equipo funciona mejor.
Que a Borja no le gustaron algunas de las cosas que pasaron en Tudela es evidente desde la elección del once inicial. Ni William, ni Villares, ni Benito (Jaime se cayó solo por lesión) repitieron a pesar del 6 de 6. Y no se trata de buscar culpables, sino de exprimir la plantilla y encontrar soluciones para mejorar algo que ya de por sí funciona. Un entrenador haciendo su trabajo, ni más ni menos.
El Calahorra no fue el Tudelano y el Dépor se encontró más a gusto desde el principio. Álex dio otra lección de como modificar posiciones según las distintas fases del juego y el equipo fue sobrio y contundente atrás y, al contrario que la semana anterior, eficiente en campo contrario.
Nos estamos acostumbrando (fenomenal costumbre) a encarrilar los partidos desde el inicio. A no dar casi opciones al contrario y, cuando se conceden, a tener a Mackay para solucionar el entuerto. Sólidos atrás y arriba, un rodillo.
Quiles es de esos jugadores que marcan la diferencia, que se ve que cuando la tiene pasan cosas. Miku está demostrando que el año pasado, además del posible problema del banquillo, él tampoco era ni la sombra del jugador que es ahora. La aportación de Doncel, de Víctor desde el lateral derecho (no fui el único que no quedó satisfecho del trabajo de Benito en Tudela), de Juergen aunque pasase más desapercibido… este Dépor tiene mucha dinamita. Es capaz de meter goles a través del juego, pero también lo es de hacerlo por pura pegada, como los grandes.
Parecía que el partido no daba para más, el rival inquietaba pero nadie veía peligrar el resultado. Ni los más pesimistas encontraban razones para sufrir. Pero Borja quería más. La entrada de Aguirre acabó por descoser al Calahorra, y Noel acudió a su cita con el gol y con la historia. No somos conscientes de lo difícil que es hacer lo que este chico hace cada vez que le dan diez minutos.
Si el gol del otro día en Riazor es excelso, el de Calahorra no lo es menos. La calidad, la velocidad, el descaro se tiene desde que se nace, pero la pausa se adquiere con el tiempo y la experiencia. Y es lo que convierte a un delantero en crack. Hacer lo que hizo con el defensa no es difícil, pensarlo y atreverse a los 18 años, sí.
Ponerse la camiseta del Deportivo es algo muy grande y él parece que lleva toda la vida haciéndolo. Noel progresa mucho y muy rápido, y el Deportivo tiene que espabilar en el campo y en los despachos para poder seguirle el ritmo.