Su fichaje en verano generó dudas. Carlos Marchena llegó con la misión de otorgar carácter defensivo a una zaga que destilaba cierta inseguridad. Sus números en Villarreal no invitaban al optimismo, pero el Dépor apostó por él y el central se ha convertido en una pieza básica.
Marchena cuenta con un currículum envidiable. Campeón de Liga, Copa y Supercopa de Europa con el Valencia; y con la selección fue campeón del mundo sub 20 y de Europa y del mundo con la absoluta, un registro del que pocos pueden presumir. Ha logrado revertir una situación futbolística complicada. Denostado en Villarreal, el sevillano llegó al Dépor con ganas de asumir galones. Cuando los resultados no acompañaban, ya mostraba indicios de jugador insustituible en la defensa. Su gran aportación este último mes de competición, expulsión de Aspas y goles ante Mallorca y Zaragoza, convierten a Carlos Marchena en el referente de la retaguardia blanquiazul.
Marchena es el defensa que más minutos ha jugado esta temporada y a pesar de los constantes cambios en la zaga, el central andaluzha contado con la confianza de los tres técnicos que se han sentado en el banquillo de Riazor.
Además ha logrado transmitir en A Coruña una imagen diferente a la que se tenía sobre él. Será recordado por muchos aficionados al fútbol como un jugador con una cierta tendencia a crear situaciones polémicas sobre un terreno de juego. Sin embargo, su estancia en Riazor no presenta situaciones de este tipo, más allá de lo que puedan decir desde Vigo por su encontronazo con Iago Aspas, y su comportamiento ha sido notable.
Los análisis que se realicen a final de temporada reflejarán que el papel de Marchena en este Dépor ha sido fundamental, aunque lo más inmediato es ganar a un Levante que, en los últimos años, se ha caracterizado por fichar a muchos «Marchenas». Y la realidad muestra que no se ha equivocado.