Su éxito pasó por controlar los partidos a través del balón. De generar lo suficiente para marcar y de no conceder desde su capacidad para dominar el ritmo del encuentro teniendo la pelota. No siempre fue así, pero en los momentos malos, el Deportivo también logró ser capaz de ofrecer una versión más reactiva. Defendía lejos de su área, se pertrechaba bien sobre ella o se abrazaba al talento de Mackay para ir sacando triunfos. Ahora que la seguridad defensiva brilla por su ausencia, el Dépor sabe que necesita sí o sí la pelota para sentirse seguro. Y a recuperar el dominio de la posesión aspira ante el DUX Inter, tras dos partidos consecutivos en los que su rival logró quitarle el esférico.
Tanto el Rayo Majadahonda como el Bilbao Athletic fueron capaces de tener más balón que el Deportivo. Y aunque en el choque contra el cuadro majariego la renta invitaba a contraatacar, lo cierto es que el Dépor no estuvo nada cómodo sin ‘amasar pelota’. Lo mismo sucedió en Lezama. Ni cuando el encuentro estuvo igualado, ni cuando el Bilbao Athletic empató, el equipo dirigido por Borja Jiménez fue capaz de marcar el ritmo de juego desde el balón. No encontró mecanismos para progresar desde atrás ni se juntó en campo contrario a través de la pelota. Fue un Deportivo desnaturalizado.
Ante el DUX, el bloque herculino pretende ampararse en Riazor para recuperar su mejor versión. Y en ese primer paso para crecer es fundamental el factor de la posesión. La escuadra ‘gamer’ fue uno de los equipos que logró tener más balón que el Dépor en la primera vuelta pese a que éste apenas estuvo por delante en el marcador. Y el de Alfredo Santaelena se trata de un equipo que respira a través del esférico.
¿Mejores resultados con balón?
Con pelota, el Deportivo se siente más cómodo que sin ella. Es un hecho empírico que los propios protagonistas reconocen. Pero, sin embargo, el Deportivo ha firmado muchos de sus grandes partidos este curso a partir de marcar y cederle la iniciativa al rival.
Así se refleja en la gráfica anexa, que demuestra que únicamente 6 victorias de las 16 del Dépor llegaron con un volumen de posesión ampliamente superior al del rival: Calahorra (2-1), Zamora (1-0), Sanse (1-0), Talavera (1-0) y Cultural (2-3). Mientras, ante el Celta B (5-0), el Badajoz (1-0) o el Zamora (0-1), el balón estuvo muy repartido. Y ante el Tudelano (0-1), el Valladolid B (3-0), el DUX (2-3), el Rayo Majadahonda (2-1 y 1-2) y el Calahorra (0-3), el Deportivo tuvo menos el esférico que su rival.
De este modo, el guion más habitual del ‘buen’ Dépor ha sido el de dominar, adelantarse y saber jugar con su ventaja. Bien defendiendo con balón, bien defendiendo sin él. Y es que en muchos triunfos el equipo de Borja Jiménez fue capaz de protegerse sin la necesidad de sobar demasiado el cuero. Esperando atrás o presionando arriba. Daba igual, porque el bloque era granítico. Pero ahora que las dudas no terminan de despegarse del entorno blanquiazul, el Deportivo busca más que nunca la pelota como refugio.