El Deportivo tendrá este sábado ante el Málaga —Riazor, 13:00 horas— la enésima oportunidad de dejar la salvación totalmente encauzada y evitar así las angustias y el sufrimiento vividos en las jornadas finales de las últimas temporadas. La manifiesta incapacidad para sumar puntos de los equipos situados en la zona de descenso apunta a la permanencia más barata de los últimos tiempos y ha servido, al menos hasta el momento, para enmascarar los pobres números que presentan los herculinos esta campaña.
El de este sábado será un encuentro en el que se verán las caras dos conjuntos con trayectorias muy similares pero que atraviesan momentos totalmente opuestos. La prolongada crisis de resultados trajo consigo cambios en ambos banquillos, hasta en dos ocasiones en el caso de los malagueños. La llegada de Pepe Mel a A Coruña tuvo efectos inmediatos al encadenar cuatro jornadas sin conocer la derrota, incluidas las victorias en El Molinón y en Riazor ante el Barcelona, dos triunfos vitales que desataron el optimismo entre jugadores y afición, pero tras los cuales los herculinos han vuelto a sumirse en una racha negativa que les ha impedido poder dar por zanjada su continuidad en la Liga Santander.
Apenas una semana más tarde fue cuando Michel tomó las riendas del conjunto de la capital de la Costa del Sol. La falta de fortuna en momentos puntuales hizo que la evidente mejoría experimentada desde un primer momento tardase algo más en verse reflejada en los resultados. Esa confirmación llegó al vencer por la mínima al Sporting de Gijón en El Molinón en la que era su primera victoria a domicilio de esta temporada, idéntica situación a la vivida un mes antes por el Deportivo en tierras asturianas. Las similitudes en las trayectorias de deportivistas y malaguistas en estos últimos meses no acabaron ahí, ya que los andaluces también fueron quien de imponerse al Barcelona la pasada jornada, seis puntos consecutivos que les alejan casi definitivamente de los puestos de descenso.
Así las cosas, no resulta extraño pensar que los malaguistas pudiesen ser víctima de la autocomplacencia en la que suelen caer los equipos modestos justo después de completar gestas como las de derrotar a escuadras plagadas de estrellas como el caso del Barcelona, una circunstancia que en cierto modo también pareció afectar a los blanquiazules en su día. De ahí que el partido de este sábado se presente como una oportunidad de oro para que los de Pepe Mel rompan con su mala racha y den un paso de gigante hacia la tranquilidad, aunque echando un vistazo a los últimos precedentes éstos no invitan al optimismo.
Para encontrar la última vez en la que el Deportivo fue quien de imponerse al Málaga en Riazor hay que retroceder cuatro temporadas, cuando un recién llegado Domingos Paciencia logró que los herculinos ganasen por la mínima en la que fue la única victoria del técnico portugués en su fugaz paso por el banquillo deportivista. Desde entonces los andaluces han visitado el feudo blanquiazul en tres ocasiones, dos de ellas en Liga y la otra en partido de Copa del Rey, visitas que se han saldado con dos empates y una victoria visitante.
Menos esperanzadores resultan aún si cabe para los intereses blanquiazules los números de Michel como entrenador. Para el técnico madrileño el Málaga será el tercer equipo con el que visitará Riazor tras haber dirigido anteriormente a Getafe y Sevilla. En total han sido cuatro las veces en las que se ha sentado en el banquillo visitante, tres como técnico azulón y una como sevillista, en las que firmó dos empates y dos victorias, por lo que el madrileño aún no conoce la derrota, una condición que a buen seguro intentará mantener y prolongar este fin de semana.