En clave Deportivo, una de las mejores noticias de la temporada es el Juvenil A. Campeón de su subgrupo, inicia este fin de semana la segunda fase donde luchará por el título del grupo 1 de División de Honor. De entrada, parte con ventaja sobre sus perseguidores: le saca dos puntos de ventaja al Celta y seis al Sporting. En Riazor TV charlamos esta semana con su técnico, el betanceiro Óscar Gilsanz.
El Juvenil A lleva sin liga desde el pasado 21 de marzo, cuando derrotó al Ural Español y se proclamó campeón del subgrupo. O lo que es lo mismo: suma ya 3 semanas sin jugar partido oficial. «Cualquier parón a lo largo de la competición interrumpe un poco, sobre todo si llevas una buena racha de resultados. Llevábamos un buen nivel en la competitividad, quieres empezar ya cuanto antes. Estas dos semanas se hacen largas, a estas alturas de la temporada entrenar sin competir se hace difícil y más monótono. Jugar algún amistoso para sustituir ese modo competitivo en el que a los jugadores les gusta mostrarse», comenzó Gilsanz.
Así vive Óscar Gilsanz una temporada atípica con el Juvenil
La pandiema ha cambiado el día a día de todos y el fútbol no es una excepción. Y la adaptación es más compleja cuanto más bajas al fútbol base. Así vive Óscar Gilsanz esta temporada atípica: «Es complicada para todo el mundo y novedosa. No sólo el sistema, también en la restricción que todos tenemos para entrenar, para viajar, para competir, para ver partidos… incluso para compartir los momentos que no son de fútbol. Chicos en una edad en la que tienen mucha importancia lo que hagan fuera del fútbol, llevar una vida normal dentro de un deportista de alto nivel como son los juveniles del Deportivo. Esa relaciones fuera del fútbol evidentemente se ven condicionadas. En ese caso, todos sabemos que para tener un alto nivel de concentración en la competición es muy importante el tiempo que pasas desconectado. Todos nos fuimos adaptando un poco a esa situación».
¿Cómo se gestionan los obstáculos a estas edades?
El Juvenil A está completando una temporada espectacular este año, pero no siempre es el caso de que los más jóvenes tengan un camino fácil a la hora de competir a estas edades. Para Gilsanz, es importante que los formadores en los clubs ayuden a los jugadores a superar los fracasos que se vayan produciendo: «Una de las problemáticas de las canteras de los grandes clubs es la competitividad de los futbolistas en edades tempranas. Cuando todos los partidos, casi todos, se ganan de una manera cómoda. Los entrenadores tenemos una parte importante de no regocijarnos en las victorias. Y es complicado cuando los jugadores ya suben con el primer equipo. Eso necesita una gestión del futbolista. El fútbol tiene dificultades que todos tenemos que enseñarles a los más pequeños. En la sociedad, en general, estamos quitando vallas de delante incluso a nuestros hijos. Y no se trata de quitarle vallas a los más jóvenes, se trata de enseñarles a saltarlas«.