En una nueva entrega de ‘El Mediapunta Defensivo’, Tomás Magaña enfatiza la importancia de contrarrestar el efecto de la posible marcha de varios líderes del vestuario deportivista.
La temporada 2013/14 ha puesto de manifiesto que el Deportivo necesitará que su plantilla dé un importante salto cualitativo para competir con ciertas garantías en el regreso a Primera División. La secretaría técnica del club deberá buscar este verano la cuadratura del círculo: toca fichar bastante en cantidad, con acierto casi absoluto en calidad y bajo una premisa innegociable de gasto mínimo. Difícil, pero no imposible. Quizá la mayor de las complicaciones resida en compensar el déficit de experiencia y carisma que según parece sufrirá el vestuario.
Germán Lux, jerarca del equipo durante la campaña del ascenso, apunta a un regreso a su país. El futuro de Manuel Pablo no está claro; sí está perfilado el de Carlos Marchena, pero no pasa por Riazor. El Dépor ya acusó a partir del mes de enero la despedida de Culio, otro jugador de carácter, líder natural y con aplomo para asumir responsabilidades en momentos delicados. Juan Domínguez puede y debe ser referencia por su fútbol, no tanto por su forma de ser; pero no se puede obviar que su continuidad tampoco está garantizada. La capitanía estará a buen recaudo en manos de Laure o Álex Bergantiños, pero nada tiene que ver su trayectoria con la de algunos de los anteriormente citados, internacionales al más elevado nivel y cabecillas más allá de los simbolismos del brazalete.
Encontrar nuevos ‘pesos pesados’ se antoja vital para el Deportivo que viene. Las posibilidades de que el próximo curso plantee situaciones adversas, incluso situaciones límite, son elevadas; y conocer cómo navegar en la tormenta puede marcar la diferencia entre naufragar y llegar a buen puerto. Puede dar fe de ello el Betis, un equipo en que nadie supo sostener el timón y mantener el rumbo cuando el viento empezó a soplar en contra. Otros factores precipitaron su caída, pero en verano pocos creían que los verdiblancos no se habían movido certeramente en el mercado. Contrataron buenos futbolistas, mas quizá olvidaron los líderes.
El verano de 2014 es una auténtica prueba de fuego para la nueva directiva blanquiazul. Una vez trazada la ruta a seguir a través de la firma de convenios y acuerdos económicos, ha llegado para ellos el momento de probar su destreza a la hora de componer un plantel, no desde cero pero poco menos. Un elenco capacitado y equilibrado no sólo en lo futbolístico, también en lo puramente humano y personal. Las cesiones de jugadores jóvenes pueden traer talento a Riazor, pero son otros perfiles los que deberán aportar las tablas que los veteranos salientes se llevan. Conviene elegirlos con extremado detenimiento. Serán nuevos pilares para un nuevo Dépor.