Un constante cosquilleo recorre mi cuerpo esta semana. No es la aparición de ninguna chica que conquiste mi corazón, ni tampoco la nota de un vital examen. El Dépor se juega la vida en 90 minutos, y aunque no será sencillo, yo creo en él.
Refuerzo mi idea en los constantes comentarios y mensajes de amigos que tienen la desgracia de no ser del Dépor, y miden tus nervios con el sencillo comentario de «vais a bajar y se salva el Celta». La lógica indica que cualquier aficionado de Mallorca, Zaragoza y Celta desearía encontrarse en nuestra situación. El Dépor, es el único de los cuatro que depende de sí mismo, y eso obliga a aumentar un grado el termómetro que mide la temperatura blanquiazul. Enfrente llega la Real Sociedad, uno de los equipos más fuertes del campeonato. El conjunto de Montanier me impresionó cuando jugó en Vallecas, pero no hay que olvidar que en las últimas semanas no ha logrado vencer a equipos como el Espanyol, Osasuna, Getafe o Granada. Por ello: yo creo en el Dépor.
Hace dos meses y medio la situación del equipo era casi insostenible. El descenso acechaba a un grupo de jugadores que mentalmente estaban derrotados. Una espectacular racha de resultados, originada por el ‘efecto Fernando Vázquez’, cambió por completo esa situación y, ahora, el equipo necesita una victoria para salvarse. Por ello: yo creo en el Dépor.
Lo he repetido a lo largo de esta temporada. Por muchos problemas que tenga el club, la afición es el gran patrimonio de esta institución. Las exhibiciones ofrecidas en Vallecas, el Coliseum, el Ciudad de Valencia o Zorrilla muestran que la hinchada ha vuelto a responder de forma ejemplar. El sábado, Riazor se vestirá de gala para ayudar a sus futbolistas a mantener la categoría. Por ello: yo creo en el Dépor.
Futbolísticamente ha sido una temporada extraña. Todas las dudas que el equipo ha generado en defensa, se contrarrestan con un gran ataque. Bruno Gama, Pizzi y Riki han llevado el peso goleador de un conjunto que se encomienda a ellos para lograr el gol más importante de la temporada. Ese tridente ofensivo acumula 27 tantos de los 47 que suma el equipo. Por ello: yo creo en el Dépor.
Pero por encima de todo, Riazor vivirá el último partido de Don Juan Carlos Valerón. Él ha sido, es y será, uno de los grandes ídolos de la afición deportivista. Dépor y Valerón son un binomio imperecedero para cualquier amante de este deporte. Se va un genio, y un futbolista que ha sido ovacionado en todos los campos de fútbol que ha pisado durante los dos últimos años. Él abanderó algunas de las conquistas europeas más importantes de la historia de este club. El fútbol, debe regalar al canario el premio de una salvación que pondría el broche de oro a una espectacular carrera deportiva. Por ello: yo creo en el Dépor.