6 de Marzo de 2002, 19 de mayo de 2000 o 27 de junio de 1995. Tres momentos clave para cualquier hincha deportivista, especialmente para aquellos que como Ana sienten cada éxito del club como si fuera propio. Sin embargo, para esta aficionada residente en Madrid hay una fecha todavía más importante en su vida: 18 de abril de 2015, día de su boda con Rubén, su pareja desde hace 11 años.
Con todo, ni en una ocasión tan especial como esa pudo dejar de lado su exacerbada pasión por el Deportivo de La Coruña. De modo que el blanco y el azul fueron plenos protagonistas durante su casamiento en primavera. Bufanda al cuello y megáfono en mano, se plantó Anita en la Plaza del Ayuntamiento de Segovia para entonar el «Sí, quiero» por Rubén, así como varios cánticos más propios de un estadio de fútbol que de este tipo de ceremonias. En definitiva, todo un triángulo amoroso, o más bien un ménage à trois, entre Ana y sus dos amores: su marido y el Dépor.
De la peculiar historia de Anita y Rubén se hizo ayer eco el programa «El Día Después» de Movistar +. Las cámaras del espacio televisivo ya se habían desplazado hace nueve meses a la boda de la pareja, y el pasado sábado decidieron acompañarlos también a Anoeta para conocer de primera mano la afición de Ana por el club herculino.
Solo la de Ana, porque, pese al colorido blanquiazul que envolvió su enlace nupcial, Rubén no comparte ni lo más mínimo el sentimiento deportivista de su esposa. De hecho, lo más curioso de todo es que a él nisiquiera le gusta el fútbol. Y aun así no se pierde un partido del Dépor. Es más, acompaña a su consorte en cada uno de los múltiples desplazamientos por toda España que ella realiza, junto a la Peña Chamberí Branquiazul, para ver jugar a su equipo.
«¡Qué le vamos a hacer! Realmente si quiero estar con ella los fines de semana tiene que ser viendo al Dépor. Y realmente en la fiesta con esta gente se lo pasa uno muy bien», explicaba Rubén ante las cámaras de Movistar + sobre el esfuerzo que realiza voluntariamente por su esposa cada semana.