El Deportivo empezará a preparar desde hoy mismo su visita al Santiago Bernabéu, escenario en el que tendrá lugar el inicio de la segunda vuelta del campeonato para el cuadro herculino. Cristóbal Parralo ha programado un total de cinco sesiones en las que espera convencer a sus jugadores de que es posible sacar partido de la crisis en la que está inmerso el conjunto blanco y regresar a A Coruña con algo positivo. A expensas de lo que suceda durante la semana, el técnico cordobés ya sabe que no podrá contar con la participación de Fede Valverde.
Valverde, futbolista cedido por el Real Madrid al Deportivo esta temporada, causará baja para el compromiso ante los merengues debido a la conocida como “cláusula del miedo” incluida en el acuerdo de cesión alcanzado entre ambos clubes. Esta circunstancia no resultará novedosa ni para el entrenador blanquiazul ni para el propio jugador, ya que este fue el motivo por el que Cristóbal tampoco pudo contar con Bakkali la pasada jornada ante el Valencia y de igual manera impidió al charrúa enfrentarse al conjunto madridista en el partido de la primera vuelta disputado en Riazor.
La ausencia de Fede Valverde, al menos a priori, no alterará en exceso los planes del técnico blanquiazul, ya que en las últimas semanas el uruguayo ha visto reducida de forma drástica su participación. Su última titularidad data del 2 de diciembre, fecha en la que Sevilla y Deportivo midieron sus fuerzas en partido correspondiente a la jornada 14 de la Liga Santander. Desde entonces ha pasado a esperar su oportunidad desde el banco de suplentes y sus apariciones se han limitado a los tramos finales de los encuentros, llegando incluso a quedarse sin saltar al terreno de juego en el duelo ante el Villarreal. En total, apenas 80 minutos de juego en las últimas 5 jornadas.
Sin lugar a dudas, el joven mediocentro charrúa atraviesa su peor momento de la temporada. Los cambios de dibujo llevados a cabo por Cristóbal le han relegado al último lugar en la lista de preferencias del técnico andaluz a la hora de poblar la medular, y los números así lo atestiguan. Atrás queda la racha de 11 titularidades consecutivas, 6 de ellas tras el cambio de inquilino en el banquillo deportivista, en las que el uruguayo dejó entrever destellos de su calidad y su capacidad para asumir la iniciativa en la zona de creación gracias a su visión de juego y facilidad para asociarse, virtudes estas que le llevaron a ser nombrado Balón de Plata en el pasado Mundial sub-20 y que le abrieron de par en par las puertas de la selección absoluta de Uruguay. Al charrúa no le queda otra que apretar los dientes y seguir trabajando para intentar revertir su situación lo antes posible si no quiere que lo que apuntaba a un estreno más que notable en el fútbol de élite acabe convirtiéndose en una temporada decepcionante y sin el premio de la presencia en el próximo Mundial de Rusia.