Muchos son los alicientes que está previsto que depare la celebración de la LXXI edición del Trofeo Teresa Herrera. Al habitual debut de los nuevos fichajes ante su afición y la presencia de un rival de la entidad del Villarreal, este año se suma el histórico estreno en Riazor de la recién creada sección femenina del Deportivo. Pero hay un nombre que a buen seguro destacará por encima de cualquier otro, Manuel Pablo.
A sus 40 años de edad el canario afronta el que será el día de su adiós definitivo a los terrenos de juego, el verdadero punto y final a una dilatada carrera como futbolista. Y que mejor lugar para hacerlo que la que fue y es su casa, el estadio de Riazor, y arropado por una afición deseosa de brindarle la enésima ovación y corear por última vez el “Manolo, Manolo” con el que, desde hace años, el deportivismo le transmite su cariño y admiración al canario más coruñés que se recuerda.
Desde hace varias campañas uno de los temas que saltaba a la palestra en las rectas finales de la temporada era la posible retirada de un Manuel Pablo que, año tras año, repetía el mismo ritual y lanzaba el mismo mensaje, “para mí es un reto seguir en activo, me gusta entrenar y por eso me veo con fuerzas e ilusión para seguir una temporada más”.
El tramo final de la pasada campaña no fue una excepción y el de Bañaderos repitió el mismo guión. La falta de confirmación alguna por parte del eterno capitán sobre cual sería su futuro inmediato unido al enrarecido ambiente que se vivía en el Deportivo durante el mes de mayo, y cuyo máximo exponente fue el cruce público de acusaciones entre Víctor Sánchez del Amo y jugadores como Luisinho y Lopo, hicieron que Riazor no rindiese el tributo merecido a toda una leyenda del club en el duelo ante el Real Madrid y en el que Manuel Pablo acabó disputando los 90 minutos. La incertidumbre se mantuvo aún dos meses más, ya que no fue hasta el día 7 de julio cuando se hizo oficial que Manuel Pablo García colgaba las botas y ponía así punto y final a su dilatada carrera como futbolista profesional.
Atrás quedan 18 años como jugador blanquiazul que lo convierten, junto a Fran, en en el futbolista que más temporadas ha militado en el club herculino y en el segundo con más partidos defendiendo la camiseta del Deportivo, con el que consiguió alzarse con una Liga, una Copa y dos Supercopas de España. En definitiva, una leyenda del Deportivo cuya despedida no podría ser otra que no fuese desde el césped de Riazor y recibiendo el merecido homenaje de una grada que le estará eternamente agradecido.