Llegó el día. Eduardo Caridad se estrena como columnista en Riazor.org. Quincenalmente podrás leer sus artículos en ‘Caridad de por vida’.
Confieso que no esperaba, ni por un momento, que el Deportivo estuviese tan cerca de los primeros puestos a estas tempranas alturas del campeonato. Soy de los que piensa que el descenso a Segunda División era casi necesario para un equipo que preciaba una urgente reestructuración a fondo después de algunos palos de ciego. Desde que se creó la ciudad deportiva en Abegondo, allá por el año 2003, llevaba esperando que alguien apostase por la cantera. Pasaron Jabo, Caparrós y Lotina y ninguno de ellos lo hizo por uno u otro motivo (que nos daría para un debate mucho más extenso). Sea como fuere, con Vázquez sí está sucediendo. Ya lo hizo en la medida de lo posible la campaña pasada, cuando levantó a un equipo moribundo y casi lo salva. Y ahora lo ha llevado a su máxima expresión.
¿No le ha quedado más remedio? Puede que en otra tesitura no acometiese esta empresa. Pero era inaplazable. Es el futuro de lo que estamos hablando. Son chavales de probada solvencia, acostumbrados a competir en juveniles con canteras supuestamente más poderosas y con más parné y que en la Tercera gallega se las han visto con futbolistas mucho mayores que ellos. Nada nuevo, ¿no? Esto todos lo sabemos. Pero por qué entonces no se había hecho antes.
No esperaba que el Deportivo estuviese en Segunda tan alto a mediados (casi) de octubre. Pero sí sabía que los chavales iban a responder. Ahí está Insua con su llamada para la Sub 21, la antesala de la campeona del mundo. ¡Del mundo! Esto tiene un mérito terrible, enorme, pantagruélico… Qué decir de Bicho. Lo mejor está por llegar… Son solo los ejemplos más llamativos. Y hasta que hemos llegado a esta tendencia canteril, muchos los chavales que se han quedado en el camino. Y algunos muy, muy buenos.
El fútbol son momentos y suerte. Contar con la suerte de estar en el momento adecuado y también que un entrenador tenga la necesidad y el valor de apostar por un canterano en un momento dado y después sea paciente para no cortar su progresión. El fútbol español siempre había sido así hasta la ley Bosman. Después llegó la locura: equipos ONU, fichajes exóticos y riadas de millones. Pero ahora estamos ante una involución (excepto para los ‘titanics’ Madrid y Barça). El fútbol está regresando, en gran medida, a lo que era a mediados de los 90. Bien lo sabe el Dépor, que con jugadores de la casa y fichajes sin aparente brillo construyó un equipo que no solo subió a Primera, sino que se instaló entre los grandes. Pero esa ya es otra historia. La presente bebe mucho de aquella. Esperemos que llegue al mismo puerto y que nunca más se abandone a la cantera.
‘Deus ex machina’ es un acontecimiento cuya causa nos surge por exigencias del guión en teatro. Se crean situaciones oportunas que solucionan un embrollo, un problema. Así apareció Vázquez en el Depor. Porque la zombificación del equipo como colista lo demandaba. Y está funcionando. Vaya si está funcionando.