Tras una temporada marcada por la irregularidad, la jornada 36 se presentaba como una gran oportunidad para el Deportivo. No solo por la opción de certificar la permanencia de forma matemática, sino porque podría hacerlo delante de una afición volcada y necesitada de una buena alegría que le reconciliara con su equipo, después de una segunda vuelta desastrosa en la que solo han logrado, hasta el momento, una victoria.
Tenida en cuenta la importancia del choque, Víctor Sánchez del Amo convocó a la hinchada con sus declaraciones en la previa. “Pedimos a nuestra afición que esté a muerte con los jugadores como siempre ha demostrado, porque es el momento más importante de la temporada” sentenciaba el madrileño, conocedor de que la grada herculina es de las que responde ante un llamamiento de estas características.
Dicho y hecho. Los seguidores deportivistas recogieron el capote lanzado por su técnico y se decidieron a hacerlo una vez más. A Coruña se vistió de gala, como lo hace siempre que su equipo le necesita en los grandes días de fútbol, y se preparó para ofrecerle un recibimiento digno de los más grandes. Escoltado por miles de fieles, y en medio de una marea de júbilo y color blanquiazul, el autobús llegó a Riazor acompañado de cánticos tradicionales.
Las más de 25.000 almas que se dieron cita dentro del estadio se decidieron a trasladar el ambiente de la calle a la grada, y arroparon desde el calentamiento a unos futbolistas que no podían fallar. El pitido de Clos Gómez, a las 18:15h. de una soleada tarde gallega, desató la locura de las canciones comandadas por la grada de Marathon y los aplausos a unos jugadores que salieron, en consonancia con el ambiente, extramotivados al duelo.
Pero una vez más, hubo que enfrentarse a la realidad. Apenas 41 minutos duró la alegría en Riazor, los mismos que tardó Pedro León en batir a Manu Fernández con la zurda, tras romper a Fernando Navarro. El tanto congeló tanto los cánticos de la grada como el ánimo de los protagonistas. Una sensación gélida de “otra vez nos pasa lo mismo” se apoderó del ambiente y de los comentarios durante el descanso.
Así, los futbolistas salieron con ánimos renovados al segundo tiempo y la afición volvió a estar a la altura de las circunstancias, levantándose de sus asientos y dejándose las manos en aplaudir a los suyos. Sin embargo, el conjunto deportivista comenzó a atascarse y dar muestras de incapacidad para empatar, a excepción de Fede Cartabia. El argentino pareció, en todo momento, estar en consonancia con el espíritu de sus hinchas en la búsqueda de la victoria.
Poco después del paso por los vestuarios, llegaría el descalabro. Borges vio la segunda amarilla en el minuto 64, dejando a los suyos con uno menos y provocando el caos. A partir de este momento, el equipo se mostró completamente perdido e incapaz de ofrecer una respuesta a la altura de las circunstancias, al mismo tiempo que la desesperación comenzaba a hacer mella en una grada que se resentía del cansancio acumulado y mostraba su disconformidad con la situación actual.
Ya en el minuto 85 llegaría el segundo gol del Getafe, obra de Vigaray, y que transformó los últimos gritos de aliento en un runrún furioso y decepcionado. Otra vez, la afición se quedaba sin recompensa. Por eso, el choque, que terminó con más ocasiones de un conjunto visitante que buscó golear, generó un incontestable pitido general en Riazor ante el cual, los hombres de Víctor Sánchez del Amo, poco pudieron hacer, aparte de reconocer su culpa y agradecer el apoyo.
Una buena parte de la hinchada, que durante la previa había soñado con un partido plácido que diera por concluído el objetivo, terminó por mostrar su descontento con jugadores y directiva, empleando diferentes cánticos que resaltaron lo verdaderamente importante para ellos: el club, la camiseta y el escudo. Los seguidores deportivistas fueron, una vez más, los únicos que no fallaron.
En este vídeo, compartido en Twitter por @pablomunoz80, podemos apreciar los citados cánticos cuando el partido llegaba a su fin.
Hoy sí, después de apoyar como siempre, al final la grada se cansó. pic.twitter.com/HkU0XMwS2x
— pablo muñoz (@pablomunoz80) May 1, 2016