El once de Víctor Fernández, la responsabilidad en los goles celestes, el reconocimiento a la afición o el papel de Hélder Postiga, temas de interés del análisis del derbi gallego.
1. Nueva derrota emocional del Deportivo, segunda consecutiva en apenas tres días. Si el 2-8 ante los de Ancelotti pudo dejar tocados a los jugadores blanquiazules, esta derrota -con el error del penalti sobre la bocina- puede deteriorar anímicamente a la plantilla blanquiazul, que necesita recuperarse lo más pronto posible para afrontar con garantías el partido frente al Almería en Riazor.
2. Del centro del campo hacia delante repitió Víctor Fernández la alineación que perdió ante el Real Madrid en Riazor. No se planteó meter en el once a un futbolista como José Rodríguez para que se comiese kilómetros en el centro del campo ayudando a Bergantiños y Medunjanin, y así poder liberar al bosnio de tareas defensivas. No. Víctor volvió a apostar por un 4-2-3-1 con Luis Fariña por detrás de Postiga. Un dibujo, incluso, más ofensivo que el propuesto por Berizzo en su propio estadio ante el eterno rival. Con este planteamiento, el Dépor se expuso al Celta, le jugó a pecho descubierto a un rival que llegaba crecido en cuanto a sensaciones y que se encontraba frente al amparo de su afición. La primera parte, fue un baño local. En la segunda, se ajustaron líneas y salió a relucir el orgullo y la pasión.

3. Pero la pregunta es clara… ¿está el Dépor preparado para afrontar este tipo de encuentros de ida y vuelta desde el minuto uno? ¿Está la plantilla del Dépor lo suficientemente armonizada para disputarle la posesión de balón a un Real Madrid o a un Celta ya formado? Si nos vamos a las estadísticas, hasta el momento los partidos del conjunto blanquiazul en los que ha habido dos o más goles, el Dépor los ha perdido todos a excepción del de Riazor ante el Rayo Vallecano, que empató Cuenca de penalti en el último minuto. El único buen resultado, el logrado en Ipurúa, se vio un Dépor reservado y que apenas dejaba espacios en la defensa.
4. He leído y escuchado todo tipo de comentarios sobre quién tiene la responsabilidad en el primer gol del Celta. Quiero dar mi versión en este análisis. He leído y escuchado que Sidnei le deja demasiado espacio a Nolito y que Lux puede hacer mucho más. Bajo mi punto de vista la responsabilidad es compartida, pero no entre Sidnei y Lux, si no entre Lopo y Laure. Considero que el error del central catalán es que sale de su zona buscando a Larrivey en un saque de banda sin aparente peligro y el del lateral madrileño que, al ver que Lopo va con su delantero, no siga al extremo que entra por su banda, que al fin y al cabo es su marca. Después, con la mirada, es imposible sacarle el balón. De Sidnei hay que comentar que él es el central izquierdo y tiene que corregir una mala conducta en el lateral derecho. Ni es su sitio, ni es su responsabilidad. Llega a ese lugar, pero muy vendido. Acerca de Lux, sí pienso que no está especialmente rápido de reflejos, pero poco puede hacer a un disparo casi desde dentro del área pequeña y a bocajarro.
5. También he leído y escuchado todo tipo de comentarios sobre el segundo gol celeste y también quiero dejar patente mi punto de vista. Este Deportivo de Víctor Fernández defiende las jugadas de estrategia en zona. Los jugadores se plantan en el área sin ninguna marca fija, conociendo cada uno cuál es su lugar y qué espacio deben defender. Con una defensa en zona, Larrivey va a ganar 90 de 100 duelos si llega desde atrás en velocidad y de frente al remate. Ya puede ser Marc Gasol el que cubra la posición que en ese córner cubrió Sidnei. Por tanto, si el remate es dentro del área pequeña la mayor responsabilidad es del portero, que debe salir a ese balón para agarrarlo o para despejarlo de puños. Como se puede apreciar en el siguiente vídeo, Germán Lux duda un segundo, que es el que le hace perder la ventaja en favor del delantero argentino.
6. Si el partido de Lux generó dudas entre la afición, tampoco encandiló el esfuerzo de Hélder Postiga tal y como pude leerle a ciertos hinchas en las redes sociales. A los delanteros se les mide por los goles y el portugués no es que no haya marcado todavía, si no que aún no ha tirado a puerta. Lo que sí ha podido ver la hinchada es el trabajo que aporta el de Vila do Conde en ataque. Lucha, pelea, exige un esfuerzo a los centrales rivales que busca verse recompensado con la aparición de los jugadores de segunda línea, que deben aprovechar ese esfuerzo. En el gol del empate, su importancia es capital. Controla el balón de espaldas dejando en el sitio a Fontás y abre el balón a banda para que Juanfran asista a Cuenca. Eso también es labor del delantero. El detalle que no gustó, sin embargo, fue cuando el luso se quedó en el suelo simulando una lesión cuando el marcador seguía 2-1 y los minutos se los comía el reloj. ¿Toché o Postiga? Yo me sigo quedando con el segundo.
7. El Celta es más equipo, está más hecho e incluso construido con más tiempo y dinero que el Deportivo. Un Celta intenso y con capacidad para mandar en el juego gracias a un Krohn Dehli que mueve los hilos y tres tipos en ataque que conocen a la perfección qué es lo que deben hacer en cada momento. Un Celta conjuntado. Del once de Balaídos, solo había tres jugadores que no estaban en el equipo celeste el año pasado (Larrivey, Radoja y Planas) por los seis nuevos que había en el Deportivo (solo repitieron Lux, Laure, Lopo, Luisinho y Álex Bergantiños). Aún así, vi a un Celta vulnerable en defensa y un Celta que perdió el control en los últimos minutos de un partido que había dominado a la perfección. Tampoco creo que le ayudasen los cambios de claro carácter defensivo de Berizzo. Por esto, creo que el partido del Dépor -sobre todo la segunda parte, donde sacó todo su orgullo a relucir- merece su reconocimiento.

8. Aunque si alguien merece reconocimiento dentro de la familia deportivista, ésta es su afición. Los más de 1.000 deportivistas que se dieron cita en el estadio de Balaídos un martes a las 22 horas se llevan el aplauso más grande que se pueda dar. Exhaustos y apagados -sobre todo por el error en el penalti-, llegaron alrededor de las tres de la madrugada a terreno coruñés, muchos de ellos teniendo que despertarse para ir a trabajar. Esto sí que es pasión desbordante.