Para cualquier profesional del mundo del fútbol rendir visita a un escenario como el Camp Nou es uno de los momentos señalados y más esperados de la temporada. Pero si a eso se le añade el hecho de regresar a la que otrora fue tu casa y hacerlo por primera vez como técnico de Primera División la cita cobra aún más relevancia, tanto en lo meramente deportivo como especialmente en el plano sentimental.
Esa es la situación que vivirá el próximo domingo Cristóbal Parralo. El andaluz se formó en las categorías inferiores del Barcelona, conjunto que le dio la oportunidad de debutar en la máxima categoría del fútbol español, algo que sucedió en la temporada 1987-1988 de la mano del técnico inglés Terry Venables. Como a cualquier canterano que se tercie, al por aquel entonces prometedor lateral derecho le resultó difícil hacerse un hueco en la primera plantilla, motivo por el cual aceptó una salida en forma de cesión. Su exitoso paso por el Real Oviedo y Logroñés le sirvió para regresar de nuevo a las filas del conjunto blaugrana y formar parte de la plantilla que hizo historia al proclamarse Campeón de Europa en el año 1992, en el que a la postre se convertiría en el mayor éxito de su carrera futbolística.
Ese mismo verano puso punto y final a su etapa como barcelonista y dio comienzo a una trayectoria de nueve temporadas consecutivas en Primera, tres de ellas en el Real Oviedo y las seis restantes en el Espanyol. En ese tiempo acumuló un total de 24 enfrentamientos ante su antiguo equipo, tres de ellos en Copa del Rey, con un saldo de 18 derrotas, 4 empates y tan solo 2 victorias.
El de Priego de Córdoba reconoce que el partido de este domingo tiene una serie de connotaciones que lo hacen diferente. “Siempre es especial volver allí. Tengo muy buenos recuerdos y volver como técnico me llena de orgullo”, afirmó el actual entrenador blanquiazul, para quien será la primera vez que ocupe el banquillo visitante del Camp Nou. En el banco rival tendrá como oponente a un viejo conocido de su época como futbolista como es Ernesto Valverde. Pese al pasado culé y perico con el que cuentan ambos, en ningún momento llegaron a compartir vestuario. Sin embargo, se da la casualidad de que sí se vieron las caras en la disputa de dos derbis catalanes, Cristóbal como futbolista del Barcelona y Valverde defendiendo la camiseta del Espanyol, que se saldaron con un triunfo para cada uno de ellos.
Ahora, justo cuando se cumplen 30 años de su debut en Primera División como futbolista del Barcelona, Cristóbal tiene ante sí el difícil reto de lograr algo positivo en el regreso como entrenador a la que en su día fue su casa y ante el club que le brindó la oportunidad de abrirse paso dentro del fútbol profesional.