Riazor abre, por fin, el telón de la temporada 22-23. Y lo hace con un Deportivo que recibe al que es, a priori, uno de los rivales con menos ‘lustre’ de la categoría. Y es que el cuadro coruñés, claro candidato al ascenso, tendrá enfrente a una Real Balompédica Linense que parte con el único objetivo de la permanencia. El equipo de Alberto Monteagudo no cuenta con demasiados futbolistas ‘glamourosos’. Pero en Valdebebas, ante un conjunto de promesas del fútbol nacional, ya demostró que venderá muy cara su piel. Porque pese al poco nombre, la Balona es un bloque que puede dar mucha guerra.
Rascó un punto ante el Real Madrid Castilla. Y lo hizo maximizando sus ocasiones. Porque aunque erró un penalti en el primer tiempo, el Linense no necesitó demasiado juego para inquietar en el número de situaciones suficiente al filial como para dañarle.
El equipo de La Línea es un bloque áspero, que no busca un ritmo alto salvo cuando recupera y que apostó en el primer encuentro por un 4-4-2 muy canónico. El equipo blanquinegro produjo prácticamente todo el peligro a partir de las bandas. Con dos laterales muy ofensivos como Connor Ruane y Loren Fernández, la Balona es un bloque que prefiere correr antes que construir. Pese a su poca intención de acumular pases en campo rival, la entrada en el segundo tiempo del ‘pelado’ Toni García le permitió tener más fluidez a partir de su figura como mediapunta en un 4-2-3-1.
Así, si recupera, el Linense busca los movimientos al espacio de su buen extremo Omar Perdomo o las apariciones de un Alhassan Koroma que surge entre líneas si es segundo punta, pero también puede dañar a espaldas de la defensa desde esa posición o la de banda derecha. El de Sierra Leona es un futbolista interesante que, por fisionomía, recuerda a Sadio Mané. Y pese a estar, evidentemente, a años luz del senegalés, en el primer partido del curso dejó su sello con un gol propio de quien sabe acompañar las jugadas.
Pero Koroma es solo el complemento a un Gerard Oliva que exprime sus últimas gotas de fútbol en el equipo gaditano. El tanque catalán es la referencia ofensiva para el bloque de Monteagudo. Mucho más que un rematador, pues por él pasa buena parte del juego de la Balona, que lo busca tanto para salir desde atrás y que dé desahogo peinando o quedándose con el balón, como a la hora de meter el esférico al área.
La Balompédica Linense y las distancias
Fue precisamente esta querencia por el juego vertical y su intención de presionar bastante arriba las que provocaron que el Linense fuese en muchos momentos en Valdebebas un equipo con las líneas muy separadas. A pesar de ser contundente en los duelos, el equipo gaditano sufrió cada vez que el Castilla fue capaz de encontrar un ritmo de circulación rápido y desarboló su presión. Con los extremos cerrados para no dejar vendido al sacrificado doble pivote Masllorens-Romero, el Castilla encontró casi siempre salida por fuera. O bien, pudo atacar con espacio cada vez que el juego directo de la Balona no era efectivo. Porque si golpeas rápidamente en largo pero no ganas el balón, es imposible que el bloque viaje junto. Y con el equipo muy separado, es imposible no sufrir.
Más allá de estas debilidades colectivas que mostró durante ciertos tramos del partido, están las individuales. Y ahí destacan también los laterales. Como se ha apuntado, Loren y Connor son dos futbolistas de comportamiento ‘alegre’. Suman en ataque llegando desde atrás -las acciones del penalti y del primer gol, por ejemplo-, pero tienen déficits en defensa, sobre todo a la hora de ajustar el espacio con sus centrales. Morante y Delmonte son dos veteranos de la categoría que disfrutan defendiendo –o atacando– el punto de penalti. Pero no destacan por su velocidad. Y si tienen demasiado lejos a dos laterales que no miden bien, se les ven más las costuras.
De este modo, el Deportivo sabe que si impone una ritmo de balón fluido que mueva a la estructura del Linense encontrará situaciones de gol, sobre todo desde el dos para dos en banda. Está por ver si Alberto Monteagudo manda dar un paso atrás a los suyos o refuerza el carril central con Alusine Koroma -hermano de Alhassan- o incluso Toni García. Quizá será más complejo dañar a un bloque bajo y junto, aunque con las debilidades suficientes como para que se acaben convirtiendo en grietas. Aunque es de esperar que, pese a todo, el Linense plante cara. Así lo hizo el pasado curso para estar, un año más, en Primera Federación.