Todo comenzó con Pepe Mel, actual entrenador del Betis, en el banquillo del estadio de Vallecas. Era el 7 de febrero del año 2010 y el Rayo Vallecano empataba 2-2 en casa frente al Cartagena en la 23.ª jornada de Segunda División. En el 60′ Mel buscaba un revulsivo y dio entrada al campo a un jovencísimo atacante llamado Lucas Pérez. El coruñés sustituye a David Aganzo y se sitúa en la delantera junto a Rubén Castro y a Piti. El Rayo no consiguió ganar ese encuentro y de hecho acabó recibiendo el 2-3 en el minuto 79 que le supuso caer derrotado.
Este fue el primer partido de Lucas Pérez en categoría profesional. Empezó ahí, en Vallecas, una carrera que se prevé prometedora. Incorporado ese mismo año al filial vallecano con 21 años del segundo equipo del Atlético de Madrid, el jugador gallego anotó 25 goles en 44 partidos en la cantera vallecana en dos años. Después de un Rayo Vallecano ‘B’ – Leganés en el que Lucas marca dos goles después de salir de suplente, José Ramón Sandoval le da la alternativa en el primer equipo. Es titular, consigue anotar y juega otros tres encuentros de inicio. Tras esto, vuelve al filial cuatro encuentros más para en navidades hacer las maletas rumbo a Ucrania. Fue fugaz, casi inesperado, pero sucedió. Y es imposible que el protagonista lo olvide.
Después vino Ucrania, Grecia… y ahora es el líder espiritual del Deportivo. Su equipo, el club en el que siempre quiso estar. El año pasado Lucas ya jugó 70 minutos en Vallecas en la victoria por 1-2 del Dépor con doblete del recién llegado Celso Borges. Por tanto no será la primera vez, pero sigue siendo especial para un coruñés de alma vallecana.