Sin saber todavía si se trataba de una broma, en ese caso, de mal gusto, Seedorf advertía en la previa del duelo con el Girona que «los rivales van a pasarlo mal para hacernos gol». Incluso se gustaba el holandés, presumiendo de que desde su llegada el Dépor no había encajado a balón parado, cuando se le mencionaba esta suerte como una de las fortalezas del rival. A estas horas ya se habrá dado cuenta de la ironía de esas palabras, también de la capacidad de su plantilla para sorprenderlo tras otro esperpento a domicilio.
Como queriendo agarrarse a algo que funcionó por sorpresa, Seedorf insistió en la idea que tan buen resultado le dio en los primeros minutos ante el Eibar. Rombo en el centro del campo, con el único cambio de Mosquera por Çolak, y Adrián en la mediapunta para lanzar a Lucas y Andone. El principal problema es que no había balón con que lanzarlos. Porque el Girona salió al campo con la paciencia de quien se sabe superior al rival, y con un sistema de juego que, si bien el técnico presumió de conocer, no presentó ninguna solución para contrarrestarlo.
Los locales tocaban sin ningún tipo de problema hasta que apareció un hueco en el centro del campo. No importó que Borges y Mosquera acompañaran a Muntari en la contención de la zona ancha. Siempre había un jugador del Girona esperando para apuñalar al ghanés entre líneas. Era cuestión de tiempo que el gol catalán llegara, y si se retrasó fue por la falta de precisión en los últimos metros.
Pero a estas alturas del campeonato el Dépor ha demostrado demasiadas formas de pifiarla y en Montilivi tocó el balón parado. En una falta colgada desde el centro del campo, hasta dos jugadores del Girona remataron solos en el área blanquiazul. El cabezazo de Bernardo lo detuvo Rubén como pudo, pero no quedó vendido para el rechace que empujó a portería Stuani.
Como últimamente, no hubo gran respuesta coruñesa, en parte porque el equipo se hizo tan largo que daba la sensación de que había el doble de jugadores del Girona. Lucas y Andone estaban asilados en una lucha contra los tres centrales rivales y el único plan era el pelotazo largo desde la zona defensiva. Brillante. El único que quería poner algo de sentido era Adrián, pero siempre estaba rodeado de rivales y sin socios que le echaran una mano. A trompicones llegó la única ocasión blanquiazul, pero Andone llegó demasiado forzado y su remate lo tapó bien Bono.
Salió con ganas el Dépor en la segunda parte, adelantando la línea de presión y dificultando un poco más la circulación local, pero sin recursos para inquietar a Bono. Daba en cambio, la misma sensación de debilidad cada vez que el Girona salía de la cueva. Avisó Maffeo desde lejos y respondió bien Rubén, que no pudo hacer nada minutos después. En otra jugada de pizarra, la cobertura coruñesa dejó entrar a Juanpe sin oposición en el área, también sin marca, para cabecear al fondo de la red.
No hubo más partido a pesar de que el equipo coruñés se está jugando el descenso y quedaba más de media hora. La nada. Porque además de la verbena defensiva, que siempre ha estado ahí, el Dépor ha perdido la finura con el balón y hace tiempo que tiene a sus atacantes desconectados. Nadie contesta, ni siquiera a la llamada de la épica, cuando se cumplen ya tres meses sin ganar.
FICHA TÉCNICA:
Girona FC: Bono; Maffeo, Ramalho, Juanpe, Bernardo, Mójica; Pere Pons, Granell, Borja García (Aleix García, min.72); Portu (Lozano, min.82), Stuani (Douglas Luiz, min.88).
RC Deportivo: Rubén; Bóveda (Juanfran, min.71), Albentosa (Borja Valle, min.84), Sidnei, Navarro; Borges, Muntari (Bakkali, min.66), Mosquera; Lucas, Andone Adrián.
Goles: 1-0: Stuani, min.21. 2-0: Juanpe, min.57.
Árbitro: Undiano Mallenco. Mostró tarjeta amarilla a Muntari, Navarro, Albentosa y Mosquera en el Dépor y a Pere Pons en el Girona.
Incidencias: Estadio Montilivi. Partido de la jornada 28 de Primera División.