Fernando Soriano e Imanol Idiakez han repetido muchos mantras durante sus comparencias públicas desde su llegada al Deportivo. Pero quizá uno de los que más ha calado es la «polivalencia». Esa característica ha sido uno de los grandes pilares de la construcción de la plantilla que buscará el ascenso a Segunda División en el cuarto intento consecutivo del Dépor. Porque precisamente es una de las condiciones que permite dotar al técnico de más recursos para hacer frente a las bajas o para cambiar el guion de los partidos.
Y si hablamos de polivalencia, nadie humaniza mejor esa cualidad en el actual vestuario deportivista que Pablo Valcarce. El berciano puede jugar en las cuatro posiciones de ataque que Imanol Idiakez ha ido diseñando en su pizarra. Es un ‘puede’ en su máxima expresión, que indica capacidad y está lejos de su condicional ‘podría’. Porque no es que Valcarce disponga de las cualidades para adaptarse para jugar por fuera y por dentro: es que en los últimos años ha sido un recurso ofensivo exterior para sus equipos… pero también interior.
No nos engañemos. Ya consolidado con 30 años, Pablo Valcarce ha jugado durante gran parte de su carrera extremo. Concretamente, extremo derecho. Revisando sus últimas 8 temporadas como profesional, el ponferradino ha rondando los 8.000 minutos actuando como jugador ofensivo de banda derecha. Es decir, casi la mitad de los más de 17.500 que ha ido acumulando en estos años. ¿Dónde ha jugado el resto? Bueno, pues otro buen porcentaje de ellos, en la banda izquierda. Concretamente, en torno a 5.000.
De este modo, podemos concluir que Pablo Valcarce ha sido en los últimos años extremo. Al menos durante cerca del 75% de sus participaciones entre el Numancia, el Mallorca, la Ponferradina y el Burgos, los clubes a los que ha pertenecido en el período seleccionado.
Entonces, ¿por qué Pablo Valcarce es también un recurso ofensivo para jugar por dentro en el Deportivo? Porque el resto de su tiempo en el verde ha sido como mediapunta, como segundo punta o como delantero centro único. Un dato objetivo reforzado por sus evidentes cualidades para amenazar en el carril central. Es decir, para ser mucho más que un extremo.
Pablo Valcarce, de profesión delantero en la 22/23
Así, son más de 4.000 los minutos los que Pablo ha ido sumando a lo largo de estas últimas temporadas como atacante de carril central. Pero la estadística esconde una trampa: el grueso de este volumen llegó el pasado curso 22/23. Porque tras ser indiscutible en el Burgos recién ascendido a Segunda principalmente como extremo, en la última campaña, Valcarce perdió protagonismo en los planes de Julián Calero a la par que centró su posición.
Siempre según datos de Wyscout, el berciano dispuso de 1.977 minutos en la Liga SmartBank. Pues bien, 1.228 fueron jugando como ariete único, segundo punta o mediapunta. De hecho, fue actuando por dentro desde donde anotó su único gol del año y repartió sus 3 asistencias.
Por lo tanto, tomando como referencia este último precedente, Imanol Idiakez tiene en el castellano y leonés a un futbolista capaz de ocupar tanto el puesto de mediapunta en el 4-2-3-1 como, eventualmente, de ser la principal referencia en ataque. Porque en los dos ratos que ha jugado con el Deportivo, Pablo Valcarce se ha enseñado como un futbolista que interpreta muy bien todo lo que sucede a su alrededor, una cualidad indispensable para moverse entre líneas en el carril central, donde el tiempo y el espacio son menores por la densidad de rivales.
Valcarce es un futbolista que se sabe orientar y que protege muy bien el balón con su cuerpo a pesar de no superar el 1,73 y no parecer especialmente fuerte. Esa cualidad le permite jugar de espaldas cuando se trata de ir a recibir al apoyo. Su elasticidad y velocidad gestual también le hacen ser un hombre hábil a la hora de superar rivales en espacios reducidos. No es un futbolista regateador per se, pero sí dribla a partir del engaño -muchas veces con el propio control- y la lectura de lo que hace su marcador. A eso añade una más que interesante arrancada, que no velocidad en espacios largos.
Si a todo esto adherimos su sensibilidad en en los contactos tanto a la hora de pasar como del chut, incluso con la izquierda y su habilidad para llegar a situaciones de remate, obtenemos un futbolista no solo capaz de jugar por dentro y por fuera, sino además diferencial en una tercera categoría en la que nunca ha competido. Aunque para alcanzar ese nivel, debe ponerse en forma después de una pretemporada en la que no ha entrenado en dinámica de un club profesional.
Berto Cayarga y Pablo Valcarce, parecidos pero diferentes
Estas características de Pablo Valcarce le hacen un futbolista que desde ya, si su físico se lo permite, puede hacerse claramente con ese puesto de extremo derecho que todavía no ha encontrado dueño en el Deportivo. De hecho, podría ser titular ante el Cornellà este sábado en Riazor. De hecho, es ahí donde apunta a consolidarse, aunque la baja temporal de Lucas Pérez y, sobre todo, la prolongada de Iván Barbero pueden abrirle un hueco por dentro.
Si juega más pegado a la cal, Pablo Valcarce será pareja en el otro carril o competencia de Berto Cayarga, un futbolista que llegó a A Coruña casi a la par y con el que ha coincidido en Segunda División. El último precedente fue la campaña 21/22. Una temporada muy positiva tanto para el berciano como para el avilesino, que quizá terminaron de ganarse ahí el agrado de Fernando Soriano e Imanol Idiakez.
Cayarga y Valcarce son dos futbolistas polivalentes. Porque el asturiano también puede actuar, si es preciso, como mediapunta, además de en las dos bandas. De hecho, Cayarga ya se ha mostrado con el Dépor como un jugador capaz de incidir más pegado a la cal –primer partido ante el Teruel– o aparecer en carriles más interiores –encuentro en Salamanca-.
Sin embargo, en esas posiciones interiores, Valcarce le supera no solo en cuanto a interpretación, control y uso del cuerpo. También en todo lo referente al pase y al disparo. Pablo es un futbolista más asociativo y con mucho más veneno de cara a puerta, como demuestran esos 10 goles que anotó en la citada temporada, la de su llegada al Burgos.
Entonces, ¿en qué le supera Berto Cayarga? Probablemente, en que es un futbolista más útil si el contexto demanda a un extremo más puro, incisivo. Cayarga es más encarador que Valcarce. Posee un punto más de velocidad y, además, le suma un regate más eléctrico y propio de un futbolista de banda. Es decir, es más eléctrico. A esas cualidades necesarias en un extremo añade una gran habilidad para centrar. En parado y en carrera. Con la derecha, pero también con la izquierda.
Pablo Valcarce y Berto Cayarga son dos de esos futbolistas que ejemplifican la búsqueda de polivalencia como requisito que el Deportivo ha ido reclutando en el mercado. Ambos suman recursos parecidos y a la vez variados a un equipo que necesita de ellos para reinventarse ante la plaga de bajas. El asturiano ya sabe lo que es empezar de inicio. El leonés ya ha celebrado un gol y ahora puede arrancar por primera vez de titular en la banda… o como un gran recurso si hiciese falta por dentro. Cuestión de polivalencia, pero sobre todo, de talento.