Muchos pensaban que el nuevo fútbol, con partidos en los que se tiene a mano a casi toda la plantilla y los entrenadores pueden hacer hasta cinco cambios, Fernando Vázquez iba a sacarle máximo partido a su faceta de técnico. El de Castrofeito siempre se ha caracterizado por su intervencionismo en los partidos y no tardó en demostrar lo bien que sabía manejarse con las nuevas normas. El Deportivo ha ido de menos a más en prácticamente todos los partidos. En juego y resultados. Pero le estaba faltando hasta ahora un planteamiento redondo. Acertado de principio a fin donde los cambios no fueran para corregir, sino para acelerar la puesta en escena y dar el golpe de gracia. En el Tenerife vs Deportivo, Fernando Vázquez tenía un plan perfecto. Hasta que apareció Ortiz Arias.
Llegaba el conjunto blanquiazul al campo del equipo más en forma de Segunda División. Apenas le concedió un centímetro. Con el 5-4-1 que mejor rendimiento le ha dado a Vázquez, el Dépor se las arregló de desconectar a los tres catalizadores del Tenerife por pura organización. Milla, uno de los mejores centrocampistas de la categoría, aislado en el inicio de juego hacia la izquierda, donde Vallejo le saltaba a la mínima que recibiera el balón. Shaq Moore estaba siendo un puñal por la banda derecha con su velocidad. Se le pudieron contar dos carreras con ventaja, siempre empujado hacia el centro, donde su condición de lateral, y no de atacante, lo dejaba en evidencia. El tercero, Dani Gómez, se marchó lesionado al poco de empezar para hacernos recordar que el azar siempre tiene su cuota de protagonismo.
Pero esa sólo era la primera parte del libreto. A Fernando le gusta empezar las obras por los cimientos y evitar daños de inicio es la prioridad. En la primera parte, incluso tras la lesión de Uche, el equipo fue imponiéndose, principalmente por físico. La energía del propio Vallejo, de Mollejo o de Gaku, frescos por las rotaciones, fue minando poco a poco a un conjunto chicharrero al que le sobraban minutos en las piernas y cansancio en la cabeza.

Acabad con ellos
Cuando la mezcla entre cansancio y desesperación tenían al Tenerife suplicando por su vida, el de Castrofeito decidió añadirle a la mezcla un poco de Aketxe con Çolak para terminar la faena. Los dos peloteros, junto a un Gaku imperial, concentraron probablemente los mejores minutos de fútbol del Dépor en esta temporada. Sólo Ortolá y la falta de acierto blanquiazul evitaron que los locales se fueran a la lona definitivamente. Hasta que apareció Ortiz Arias.
En los últimos 10 minutos tuvo lugar un mano a mano entre el árbitro y Aketxe para ver cual de los dos tenía más incidencia en el resultado. El duelo terminó en tablas, pero sólo uno de los hizo bien su trabajo. De forma sobresaliente, incluso. Porque el vasco tiene una misión, «descender al Dépor a Segunda B sería como descender al Athletic a Segunda», decía hace poco. Viendo cómo le pegó a la pelota y su comportamiento posterior, sin querer celebrarlo y yéndose al centro del campo pese a estar en el 93′, no parece que vaya a dejar que ni siquiera los árbitros le impidan cumplirla.