El sábado 9 de enero del presente año, el colegiado Pérez Montero señalaba el final del encuentro que ponía fin a la primera vuelta del campeonato liguero del Deportivo. Pese a la contundente derrota que el Real Madrid había infringido al equipo, los jugadores regresaban a Coruña con la satisfacción del deber cumplido. Como era de esperar, los blancos se habían llevado los tres puntos, pero los de Víctor cerraron esa jornada una impecable primera mitad del campeonato con 27 puntos, en el noveno escalón de la tabla clasificatoria, con un balance de seis victorias, nueve empates y tan solo cuatro derrotas.
Tres meses después, la situación del equipo es completamente diferente. Del coqueteo con los puestos europeos durante varios tramos de la primera vuelta, se ha pasado a mirar de reojo el retrovisor y mencionar tímidamente el peligro de un nuevo descenso. En los trece partidos que llevamos de segunda vuelta, el Deportivo apenas ha conseguido sumar 10 puntos, obtenidos gracias a siete empates y tan solo una victoria, para convertirse en el tercer peor equipo de la segunda vuelta tras Getafe (5 puntos) y Eibar (8 puntos).
Uno de los principales factores que nos llevan a comprender este bajón en el rendimiento deportivo es la pérdida de efectividad tanto en defensa como en ataque. El Deportivo consiguió terminar la primera vuelta dejando su portería a cero en seis ocasiones y con un promedio de 1,21 goles encajados por choque disputado. Mientras tanto, en lo que llevamos de segunda vuelta, el equipo ha encajado al menos un gol en todos los partidos que ha disputado y la media ha ascendido hasta los 1.61 goles encajados por jornada. La falta de estabilidad en la portería, la escasa continuidad de los hombres de la retaguardia por culpa de diferentes lesiones y sanciones y el bajo rendimiento del equipo en la defensa del balón parado son algunas de las causas más destacables de este bajón.
En lo que respecta a la parcela ofensiva, el equipo ha pasado de promediar 1.36 goles por encuentro a 1.15 y el máximo exponente de su artillería, el coruñés Lucas Pérez, también ha bajado sensiblemente sus prestaciones. Durante la primera vuelta, el delantero necesitaba aproximadamente 120 minutos para hacer un gol, pero si añadimos los datos de esta segunda, esta cifra sube hasta los 170. Por supuesto, el “7” no es el único culpable de la falta de gol del equipo. Los quince goles en trece partidos que adornan las estadísticas de esta segunda vuelta, se antojan escasos viendo de lo que han sido capaces los jugadores del ataque herculino durante las primeras fechas del campeonato. ¿Falta de frescura? ¿Relajación? ¿Nervios?
La tarea de reconducir la situación recae sobre un –ahora cuestionado- Víctor Sánchez del Amo que fue reconocido como mejor entrenador de la primera vuelta por parte de La Liga. La solidez defensiva que habían demostrado sus pupilos y su ataque basado en la eficacia y los contragolpes de manual fueron algunos de los argumentos aportados para ganarse tal mérito. El entrenador madrileño debe ser capaz de reconducir la actual situación del equipo y hacer hincapié en reforzar los cimientos sobre los que construyó el equipo que sorprendió a todos durante la primera vuelta del campeonato.