El de este sábado en Balaídos está llamado a ser uno de los derbis gallegos más atípicos y descafeinados de los últimos tiempos. Al hecho de que el Deportivo haya consumado matemáticamente su descenso a Segunda se une un Celta cuya abultada derrota el pasado domingo frente al Villarreal hizo que se esfumasen casi por completo sus ya de por sí escasas opciones de alcanzar los puestos que dan derecho a disputar competiciones europeas. De esta forma, el choque carecerá de relevancia clasificatoria y en juego estará, casi en exclusiva, el orgullo y las ganas de agradar a sus respectivas aficiones.
En medio de ese ambiente enrarecido los banquillos de ambos equipos tampoco son una excepción. Para Juan Carlos Unzué y Clarence Seedorf será su primer enfrentamiento como entrenadores, y en el caso del holandés su estreno en un partido de máxima rivalidad, ya que en el envite de la primera vuelta disputado en Riazor el Deportivo estaba dirigido por Cristóbal Parralo, su antecesor en el cargo. Sin embargo no será la primera vez que se vean las caras ya que los dos técnicos coincidieron en varias ocasiones en su época como futbolistas. En total fueron tres los partidos en los que midieron sus fuerzas y los tres se saldaron con victoria para un Clarence Seedorf por entonces en las filas del Real Madrid. El de Surinam incluso firmó uno de los tantos en la goleada (4-2) que el conjunto merengue le endosó al Sevilla de Unzué en la temporada 96-97. Sus otros dos enfrentamientos datan de la campaña 98-99, ya con el navarro defendiendo la portería del Tenerife, y finalizaron son sendas victorias (4-0 y 2-3) para el hoy entrenador del Deportivo.
Clarence Seedorf intentará prolongar este sábado esta particular racha de resultados en el que será su estreno en ONosoDerbi, aunque el holandés se juega mucho más que eso. Una victoria en el campo del eterno rival sería una forma inmejorable de reivindicar su valía y presentar su candidatura de cara a encabezar el proyecto blanquiazul en la Liga 1|2|3. Su llegada a principios de febrero no tuvo los efectos deseados y el descenso se convirtió en realidad con tres jornadas de antelación. Los innumerables tumbos en las alineaciones, las dificultades para dar con un esquema de juego, las controvertidas decisiones durante los partidos y los números no juegan a su favor de cara a una posible continuidad. Sin embargo, la tardía reacción del equipo y la mejoría experimentada en el último mes, unido a los constantes halagos hacia su trabajo por parte de los integrantes de la actual plantilla hacen que no se descarte por completo su renovación, una decisión que deberá adoptar el nuevo director deportivo cuyo nombre está previsto que se dé a conocer la próxima semana.
Peor aún parece la situación de Juan Carlos Unzué en el banquillo del cuadro vigués. El navarro fue la apuesta de la directiva presidida por Carlos Mouriño para dar continuidad al proyecto, regresando así al que años atrás había sido su equipo en calidad de segundo entrenador de Luis Enrique. Lo que parecía poco menos que una apuesta segura que encajaba a la perfección con la filosofía del club no tardó en despertar las primeras dudas tanto en la grada como dentro del propio club. Pese a no perder a ninguno de los pilares de la plantilla y acometer varios refuerzos de calidad, ni el juego ni los resultados fueron los esperados desde un inicio y la sombra de la brillante temporada cuajada bajo la dirección de Eduardo Berizzo se tornó cada vez más alargada.
Así las cosas, y pese a contar con un año más de contrato, solo un final de temporada espectacular que culminase con la clasificación de los olívicos para competiciones europeas podría garantizar su continuidad, unas esperanzas que se difuminaron definitivamente con la derrota sufrida a manos del Villarreal. Tanto es así que desde el entorno del club se apunta a que los responsables de la parcela deportiva ya le han hecho saber al técnico navarro que no ocupará el banquillo celeste el próximo curso. De confirmarse, todo hace pensar que el de este sábado será su último derbi gallego como técnico celtista y una oportunidad inmejorable para dejar un buen sabor de boca entre la afición.