Marijan Rastic puso este martes punto y final a su estancia en A Coruña, un viaje que a buen seguro quedará para siempre en su memoria, aunque regresa a Croacia con la firme convicción de que ésta no será la última vez que se desplace a tierras coruñesas para ver y animar al Deportivo.
Después de más de una década de su último viaje a Galicia, los 12 días que ha durado la estancia de Marijan en esta ocasión, le han servido para reafirmar, más aún si cabe, su pasión por el Deportivo, su afición y la ciudad en general, una pasión que lo ha convertido en uno de los seguidores blanquiazules más peculiares de cuantos siguen al club herculino desde más allá de nuestras fronteras. Si son muchos los recuerdos de carácter sentimental que le acompañaron en su viaje de regreso a Zagreb, no son menos los que lo hicieron formando parte de su equipaje.
A este croata amante del deporte, en especial del fútbol, no sólo le despierta interés aquello en lo que se centran las focos, sino que va mucho más allá. No le pierde la pista a ninguno de los jugadores que han pasado por el Deportivo y le presta mucha atención a todo lo relacionado con la cantera blanquiazul. De ahí que no quisiese dejar pasar la ocasión de ver en directo las evoluciones del Fabril, y que mejor que hacerlo aprovechando la visita del Ribadeo a Abegondo, unas instalaciones desconocidas hasta entonces para él.
Después de sufrir como el que más el empate logrado por el Valencia en Riazor en el último suspiro del partido y de dedicar unos días a conocer distintos rincones del norte de España, Marijan vio cumplidos varios de sus deseos este pasado lunes gracias a la fortuna y a Rafa Carpacho.
Si algo se había marcado como objetivo el balcánico era no regresar a Zagreb sin convertirse en accionista del Deportivo, y una vez con el carnet que lo acredita como tal en su mano, no dudó en afirmar con satisfacción que «es un orgullo para mí poder ser parte del club«.
Sin embargo el azar aún le deparaba una sorpresa aún mayor. Al igual que en otras ocasiones, Marijan no deja pasar la ocasión de fomentar deportivismo entre sus amigos croatas, a los que obsequia con banderines y todo tipo de productos presididos por el escudo del Deportivo. Este afán por acudir a la Deportienda en búsqueda de regalos propició un encuentro totalmente casual con Rafa Carpacho, quien una vez informado del caso de este incondicional blanquiazul no dudó en invitarlo a acudir al túnel de vestuarios una vez finalizado el partido ante el Rayo Vallecano.
Y una vez dentro, quien mejor para recibirlo que su compatriota Stipe Pletikosa. Tras la sorpresa inicial de ambos, los dos mantuvieron una animada conversación durante varios minutos en la que se intercambiaron vivencias y múltiples anécdotas. Como colofón a la buena sintonía vivida entre los dos balcánicos, el guardameta le regaló a Marijan la camiseta que bien podía haber sido la de su debut como blanquiazul, pero que no por ello, le resta valor para otro croata como él, en cuyo pequeño museo doméstico pasará a ocupar un sitio destacado.