1. Insulso empate en Balaídos entre el Celta y el Deportivo en Onosoderbi más descafeinado de los últimos tiempos. Con poco en juego en cuanto a lo clasificatorio, el partido se vivió en las gradas, entre los cánticos de los hinchas locales y el orgullo de los más de 300 hinchas visitantes que se dieron cita a pesar de la situación. Sobre el terreno de juego, poco fútbol. Un Celta dominante aunque parco en ataque sin la presencia de su estilete Iago Aspas y un Dépor al que le faltó colmillo e intención durante prácticamente todo el partido.
2. En muchos momentos del partido el Celta dio la sensación de tener controlada la situación. Con 1-0 en el marcador y el balón en su poder, el conjunto de Juan Carlos Unzué no sintió el aliento de su rival, que apenas creó peligro en jugadas puntuales, y caminaba tranquilo por el césped de Balaídos. El Deportivo, por su parte, nunca dio esa sensación de tener el partido donde él quería. No supo mandar, no pudo ser protagonista porque del centro del campo hacia adelante fueron incapaces de combinar más de tres toques. Solo un despiste con el partido ya agonizando permitió al Dépor terminar el encuentro con media sonrisa.
3. Insistió Clarence Seedorf con el 4-4-2 en rombo de anteriores partidos y el rendimiento volvió a ser el mismo: mucho esfuerzo y poco éxito. Los interiores en el centro del campo tienen que recorrer muchísimos metros y aun así llegan tarde casi siempre y el mediapunta apenas la huele porque casi siempre son desplazamientos en largo desde la defensa a la delantera. Sorprende la insistencia del técnico neerlandés en este sistema cuando lo que mejor le ha funcionado (Wanda, Riazor frente al Málaga y San Mamés) es un 4-3-2-1 con Emre Çolak y Adrián a la misma altura, dejando a Lucas solo al frente de ataque.

4. Con ese sistema planteado por Seedorf los laterales rivales están siempre sin marca. Solos para campar a sus anchas por alguno de los costados. Como decía en el anterior apunte, a los interiores no les da tiempo a llegar porque las distancias son muy largas. Ancheaban mucho el campo tanto Jony como Hugo Mallo, conscientes de las dificultades de Celso Borges y Krohn Dehli para seguirles hasta línea de fondo. Mallo fue el jugador del Celta que más balones tocó (61) y Jony el tercero (46). Esta circunstancia ha hecho muchísimo daño en varios partidos de la era Seedorf al Deportivo.
5. Sufrió especialmente la banda izquierda del Deportivo. Luisinho y un Celso Borges muy sacrificado en tareas defensivas no pudieron reprimir las llegadas constantes de hasta tres jugadores por su costado (Hugo Mallo, Wass y Brais Méndez). Schär tuvo que aparecer en varias ocasiones por esa zona para apagar fuegos. Por ahí empezaba todo para después cambiar de banda y encontrar a Pione Sisto que buscaba entonces el uno contra uno ante Juanfran.

6. Enésimo error grave de Rubén Martínez esta temporada, un portero que alterna acciones de gran nivel con fallos de otras categorías, errores muchas veces de concepto. El de Coristanco salió en falso ante Maxi Gómez en un despeje que salió muy elevado y el uruguayo simplemente tuvo que aguantar con su cuerpo para que el balón le rebotase en la cabeza para alojarse en la portería. El dorsal ‘1’, uno de los grandes males del Dépor esta campaña.
7. El gol del empate llega de una combinación entre Florin Andone y Lucas Pérez, una de las pocas con éxito durante esta temporada. Dejada del rumano y empala el coruñés. Su conexión prometía una barbaridad en verano, con la llegada del ‘7’ en el penúltimo día de mercado. Pero la realidad ha sido más bien distinta. Dos delanteros de características bastante similares (rápidos, independientes, atacan a la espalda de los defensas) que les ha costado un mundo entenderse en movimientos y pases, en saber qué espacio ocupar y cuál dejar libre.
8. La celebración de Lucas Pérez en el tanto del empate desató las críticas de unos y las alabanzas de otros. Veo encuestas de que a la gente le ha gustado especialmente. A mí me parece que es la honrilla de una temporada desoladora. Y no me refiero a la de Lucas y sí a la del Deportivo. Creo que para el deportivismo debe significar más que su equipo jugará el próximo año en Segunda División por una temporada de muchísimos errores individuales y colectivos que no que un jugador le haga un gesto a la afición del eterno rival tras un gol. Hay cosas más importantes en las que fijarse y, sobre todo, bastante que tapar.