Son las dos últimas joyas turcas que aterrizaron en LaLiga. Emre Çolak y Arda Turan, Arda Turan y Emre Çolak, dos canteranos del Galatasaray, dos chicos de la (última) capital del imperio otomano que un día tuvieron un sueño. Y lo hicieron realidad, en Deportivo y Barcelona -antes Atlético-, respectivamente. Pero para entender esta relación y su fidelidad hay que remontar la vista atrás, a las calles de Istanbul.
Concretamente, a Sağmalcılar, el barrio donde vivía Arda, un barrio que cambió su nombre por un brote de cólera, hace ya más de cuarenta años. Temían que se relacionara la nomenclatura con la enfermedad y decidieron mudarlo a Bayrampasa, como se conoce ahora. Y a Eminönü, un arrabal más humilde aún, y donde Emre dio sus primeros pasos, aunque luego se mudara con su familia a Atisalani, 12 km más al norte -y punto de partida de su carrera futbolística-. Todos ellos sitos dentro de la ciudad de Estambul, con «Asia a un lado, al otro Europa», que decía la canción del pirata, fueron los primer hogares de las que hoy son ya dos estrellas en su país.
De la generación del 91, Çolak es cuatro años menor que Turan. Cuando el primero jugaba en las inferiores del Galata, el segundo hacía lo propio en el filial. Y, siempre que podía, se pasaba a ver los partidos de un pequeño que ya empezaba a despuntar. Tanto, que unos años más tarde terminaría por confirmarse. Con apenas 18, y con Arda siendo ya capitán del primer equipo, Emre llamaría la atención de un Frank Rijkaard que lo acabaría convocando para la pretemporada de los mayores. Era agosto de 2009.
Emocionado ante el reto de entrenar al lado de sus ídolos, Çolak, simpatizante de los leones desde crío, no sabía la que le tenía preparada el ahora jugador del Fútbol Club Barcelona. «Humilde y cercano con los jóvenes», según cuenta gente de su entorno, Arda Turan le regaló a Emre su primer coche. Un Volkswagen Golf del paquete, recién sacado del concesionario. «Fue uno de los momentos que aún hoy recuerda con más felicidad en su vida», prosigue alguien que le conoce bien.
Pero la comunión entre los dos futbolistas de Constantinopla no acabaría ahí. Unos meses más tarde, en enero -de 2010-, y apenas un año antes de marcharse al Atleti, el mayor fue sustituido ante el Gaziantepspor por el más pequeño. Era su debut oficial en liga. Justo una semana antes, venía de hacer lo propio en Copa.
Procedentes de un estado laico como el turco, Arda y Emre se comunican en su idioma futbolístico: el mediapuntismo. Y aún es hoy el día que el barcelonista llama al ‘8’ del Dépor después de cada partido. Si Çolak no entra en el once de Garitano, Turan le recuerda que es una pieza importante en el equipo y que no debe ponerse triste. Son los consejos del hermano mayor. Seguro que Emre toma buena nota.
*Gracias a Özgür Sancar por su inestimable ayuda a la hora de documentar algunos datos.