Dani Mallo nos trae una nueva edición de su columna de opinión. En esta ocasión, el tema elegido son las aspiraciones del Deportivo en su regreso a Primera División.
Hace unas semanas leí en Riazor.org el contrapunto y las valoraciones de dos redactores sobre si el Deportivo debería aspirar a algo más que la permanencia en su retorno a la Liga BBVA. ¿Qué opináis vosotros, asiduos lectores de la web?
Apoyándome en la experiencia, creo que lo más sensato es que sea la propia competición la que marque los objetivos. Cuántas veces unos objetivos demasiado ambiciosos han presionado a un grupo haciendo bajar su rendimiento de manera ostensible. Lo más prudente es tener los pies en el suelo. Todos estamos contentos de volver a Primera, por ello, la humildad debería de ser nuestra mejor arma. Sabemos lo que se sufre cuando no se puede competir con los mejores, así que el objetivo debe de marcarlo la propia competición.
Si en diciembre las cosas están encarriladas se puede mirar hacia arriba, y si no, pues hacia abajo. Así son las cosas en estos momentos, o así al menos lo veo yo. Todos los equipos se han reforzado en la medida de sus posibilidades, al igual que el Dépor: cesiones, fichajes a coste cero, etc. Ni siquiera los ‘grandes’ han tirado de talonario en demasía. Todo esto provocará una creciente igualdad en la categoría, provocando que 16 equipos se repartan los puestos de Europa League, los del medio y los de descenso.
¿Cuál es el objetivo del Dépor? Ganar partidos, disfrutar de la categoría con la responsabilidad de mantenerla, y -si la competición lo provoca- luchar por cotas más altas. El ejemplo a seguir es el Levante. Sin presión y con prudencia, vienen de hacer la mejor temporada de su historia. Dudo mucho que al empezar la temporada ni uno de sus directivos, técnicos y/o jugadores se hubiesen marcado ese objetivo. Por ello, cada victoria era un alegría inmensa para todos, y el hecho de solo tener cosas a ganar, puede convertirse en el mejor de los alicientes para un equipo. La historia está llena de clubes con objetivos ambiciosos que terminan patinando, y lo que sucedió en el pasado cercano nos debe de servir como lección.
Alguien sabio dijo una vez: “Mantened los ojos en las estrellas y los pies en el suelo”. Así que pienso sin ningún género de dudas que cada semana tocará mirar la clasificación, y al final -cuando el tiempo haya pasado- será cuando sepamos por qué premio le tocará al Dépor luchar.