Llegó a A Coruña tras varias semanas con el nombre de Paco Jémez circulando entre la afición herculina y eso, unido a unas declaraciones durante su etapa en el Eibar, hizo que su estancia empezara ya con crédito negativo para muchos. Serio, metódico y trabajador, Gaizka Garitano se marcó como primer objetivo crear un vestuario sano y fuerte después de los problemas generados durante los últimos meses de Víctor Sánchez del Amo y, según declaraciones de sus propios futbolistas, no tardó en lograrlo.
Sin embargo, sí tardó en conseguir que su equipo funcionara y elaborar un plan de juego efectivo tras la salida de Lucas, que se fue después de haber dado tres puntos en la primera jornada y dejó huérfano a un equipo que tuvo que aprender de golpe a cómo atacar sin él.
Siempre competitivo pero también tosco y con dificultad para generar peligro al rival, el Deportivo pasó en apenas un mes de la ilusión a la preocupación con la salida de Lucas y la lesión de Joselu. Golpeado por la dura derrota en Balaídos (4-1), noviembre empezó ya con muchas opiniones pidiendo la salida de Garitano, que mejoraba el juego bajo el 4-2-3-1 en el que Emre Çolak ejercía de director de orquesta pero seguía sin encontrar resultados.
Fue así hasta que en diciembre emergió Ryan Babel, que firmó uno de los mejores meses que se recuerdan a un jugador del Deportivo en la última década y dio sentido a todo lo bueno que venía haciendo un equipo hasta entonces maltratado por la suerte y los errores arbitrales.
Pareció ahí que Garitano había encontrado la tecla y que su proyecto tenía futuro, pero todo se empezó a torcer de nuevo en Navidades con la salida del holandés. Los fichajes llegaron tarde y fuera de forma, las bajas se acumularon -lesiones de Gil y Gama, Fajr con Marruecos…- y el mes de enero terminó dando paso a un febrero catastrófico: tres derrotas, goleada en Butarque incluida, y despido.
Datos con Gaizka Garitano
Partidos: 27
Victorias: 5
Empates: 9
Derrotas: 13
Puntos por partido: 0’88
Goles a favor: 32 (1’18 por partido)
Goles en contra: 48 (1’77 por partido)
Sin apenas margen para trabajar ni tampoco ventaja sobre el descenso, Pepe Mel aterrizó en A Coruña con un mensaje claro: levantar la moral de un plantel que para prácticamente todos era mejor de lo que decían los resultados. Un equipo deprimido pero bien trabajado que con la activación que supone cualquier cambio de técnico, reaccionó. En apenas diez días, los blanquiazules jugaron cuatro partidos y lograron puntuar en todos ellos, incluyendo la primera victoria fuera de casa -ante el Sporting- y un prestigioso triunfo frente al FC Barcelona.
De repente, todo era positivismo en la ciudad herculina, que se preparaba para recibir al Celta en el partido más importante de la temporada: derbi gallego en Riazor. Pero todo se desmoronó de nuevo. En un duelo decepcionante, el Deportivo esperó demasiado al Celta y terminó sucumbiendo ante Iago Aspas, con el golpe moral correspondiente que suponen prácticamente todos los duelos de máxima rivalidad.
Desde entonces, el Dépor se volvió errático y abandonó las cosas que había hecho bien en los primeros partidos de la era Mel: juntarse sin la pelota, presionar y transitar con velocidad. En las 9 jornadas siguientes, los gallegos solo fueron capaces de vencer al Málaga (2-0) y Pepe sorprendió también con continuos cambios en el once y pasando a futbolistas de la grada al césped cada semana.
Tras errar ante Osasuna (2-2) y Espanyol (1-2), la salvación quedó para la penúltima jornada en Villarreal (0-0) y Riazor solo pudo disfrutar de un partido tranquilo, la despedida de la campaña ante la UD Las Palmas (3-0).
Datos con Pepe Mel
Partidos: 15
Victorias: 4
Empates: 5
Derrotas: 6
Puntos por partido: 1’13
Goles a favor: 17 (1’13 por partido)
Goles en contra: 22 (1’46 por partido)