Nueva columna de opinión en la sección ‘El Mediapunta Defensivo’, que corre a cargo de Tomás Magaña. ¿Seguirá vigente el pacto al que se refiere en el titular?
1 de junio de 2013. Algo más de las once de la noche. Fernando Vázquez comparece en la sala de prensa de Riazor, minutos después de la derrota ante la Real Sociedad (0-1) que consuma el descenso a Segunda División del Deportivo. Visiblemente afectado por el varapalo, empieza a mirar hacia la próxima temporada. Evita confirmar directamente su continuidad, todavía no rubricada por contrato; pero no puede evitar hablar en primera persona de un proyecto para el que esboza algunas líneas maestras.
“Tenemos una gran oportunidad de reforzarnos y salir más fuertes en el futuro, más unidos y más sanos (…) Volveremos con un equipo joven, de futuro, canterano. Ése es el futuro del Deportivo, es ilusionante y bonito. Seguro que ese proyecto enganchará a mucha gente (…) Hay que volver lo antes posible, pero tenemos que volver con seguridad y tranquilidad (…) Requiere un pacto entre club y afición. Vamos a coger un camino único, un camino diferente. Necesita una presentación en sociedad y un apoyo unánime y sin condiciones. Si eso se da, el futuro estaría garantizado totalmente y de la mejor manera posible”.
Un pacto. El simple gesto de referirse a él, de ponerlo sobre el tapete, expresa voluntad de cumplirlo por parte del míster. La afición blanquiazul también abraza ilusionada la propuesta de cambio de rumbo, ávida de sentir compromiso en la cancha, acaso hastiada de las idas y venidas de jugadores cedidos. E incluso el presidente Lendoiro se adhirió a la entente, apenas nueve días después, tras firmar la renovación del entrenador y cabeza visible del plan, definido como “mixto”. Habló del proyecto “más ilusionante, pero lento”; de edificar un equipo “de auténtico futuro y no diría tanto de inmediato presente”.
“Vamos a competir seguro por el ascenso. Lo intentaremos por encima de todo, pero tampoco se le puede pedir a todo el mundo que sea el objetivo único (…) Estoy convencido de que vamos a presentar un equipo que tendrá muchas posibilidades claras, o algunas posibilidades claras, de ascender”.
3 de septiembre. Frustrado el fichaje de Álex Geijo, Vázquez lamenta que las posibilidades de ascenso del Dépor queden mermadas por no tener un delantero más en plantilla. Lendoiro, también dolido por la fallida incorporación, no duda en replicarle. “Le tengo que decir a Fernando que tiene que ascender, que tiene que ascender. Es una plantilla hecha para ascender y, con un poquito más o menos de dificultad, tiene que ascender. Tenemos que tener eso muy claro”, subraya el mandatario, que rehúye emplear la palabra ‘exigencia’ pero que sostiene su mensaje con un enérgico y significativo lenguaje no verbal.
18 de septiembre. El Deportivo ha perdido tres partidos de cinco y es el tercer equipo menos goleador de la categoría. Evidencia problemas para convertir en superioridad su iniciativa en el juego y para levantar partidos que se le ponen cuesta arriba. El entrenador busca soluciones y alternativas dentro de una plantilla corta, con la que apenas pudo trabajar en pretemporada. El ambiente institucional se enrarece por la incesante batalla entre directiva y administradores concursales y por el ruidoso comienzo de la carrera electoral. Entretanto, los más jóvenes ofrecen motivos para la esperanza en la Copa del Rey.
Hora del primer examen de conciencia para cada una de las partes. ¿Sigue vigente el pacto? ¿Continúa siendo ese discurso, de palabra y de facto, la mejor opción para el futuro del Deportivo? ¿Quién suscribiría y quién no sus frases y sus matices de hace tres meses, que sirvieron para aliviar la tristeza por el descenso? ¿Se está poniendo todo para cumplir los objetivos de aquella ilusionante alianza… o han surgido nuevas metas y nuevas exigencias, derivadas de otros intereses y distintas preocupaciones?