El de Castrofeito sorprendió a los aficionados que presenciaron el entrenamiento de esta tarde en Riazor al dirigirse a ellos antes del inicio de la sesión. «Tenemos que demostrar que podemos», aseguró.
Alrededor de 200 aficionados del Deportivo se dieron cita esta tarde en el Estadio de Riazor para recibir a su equipo tras la dura derrota ante el Sevilla por 3-1. Los seguidores blanquiazules, premiados con la apertura de puertas para presenciar el entrenamiento, no se fueron para casa con las manos vacías, ya que el nuevo míster herculino, Fernando Vázquez, se dirigió por sorpresa a todos ellos antes de comenzar la sesión con la intención de levantar el ánimo y hacer creer a una hinchada desesperanzada. Y vaya si lo consiguió.
El conjunto gallego llegó al feudo coruñés sobre las 18:30 h, ante la expectación de una afición que hoy volvió a dar otra lección de compromiso. A pesar del apoyo, los herculinos prefirieron entrar al recinto en autobus, pero los fieles deportivistas se vieron recompensados con la posibilidad de ver el entrenamiento que se llevaría a cabo a continuación.
Media hora más tarde, el cuerpo técnico y 16 miembros de la plantilla -faltaron Manuel Pablo, Laure, Marchena, Aythami, Jesús Vázquez, André Santos, Camuñas y Riki- saltaron al césped de Riazor ante la atenta mirada de sus simpatizantes, que, en un principio, observaron en un silencio sepulcral la breve charla inicial de Fernando Vázquez.
Después de ordenar que se llevasen a cabo los primeros ejercicios, el técnico gallego dio media vuelta y se acercó a la grada de Tribuna, donde le recibieron con aplausos para, a continuación, escuchar con sorpresa sus palabras: «Hay que conseguir una buena racha, sea ahora o más adelante, pero vamos a hacerlo. Tenemos que demostrar que podemos», dijo el de Castrofeito con el puño en alto. La ovación para el nuevo míster del Dépor fue total, y, desde ese instante, los seguidores se animaron y comenzaron a ovacionar a sus ídolos.
En cuanto a la sesión, los futbolistas que fueron titulares ayer en el Ramón Sánchez Pizjuán realizaron carrera contínua y se ejercitaron durante menos tiempo, mientras que los suplentes hicieron trabajos de sprint, disparos a puerta, estiramientos y un 3×3 en un sector pequeño del campo, todo ello durante algo más de una hora. La afición deportivista volvió a aplaudir los jugadores cuando se retiraron al túnel de vestuarios, y, tras hablar brevemente con Juan Domínguez y Valerón, el entrenador herculino se marchó otra vez con el puño en alto, sonriente y al grito de «¡Vamos!».