Decía Eduard Punset que “cualquier sistema vivo, incluido el cuerpo humano, es más que la suma de sus partes«. Esta reflexión del divulgador científico ha sido muy utilizada para todos aquellos que han tratado de acercarse a explicar la esencia del fútbol a partir de la teoría de los sistemas complejos y la capacidad de los sistemas dinámicos para auto-organizarse y adaptarse a las necesidades planteadas por los cambios en su entorno.
Bajo estos análisis que, simplificando mucho, conciben a un colectivo como un organismo vivo compuesto por una red de relaciones subyace una de las formas para explicar por qué la entrada de un solo futbolista en un once o la modificación de determinado comportamiento de un rival pueden llegar a cambiar de manera radical el comportamiento (y por tanto el rendimiento) de un equipo.
Algo así le ha pasado al Deportivo, un equipo que desde el regreso de José Ángel Jurado al verde ha pasado de ser un conjunto que miraba hacia el descenso con un rendimiento lleno de altibajos a un bloque capaz de sumar 11 de los últimos 18 puntos. Una racha que le permite afrontar el duelo de este domingo en Elda (16:15 horas) como una oportunidad más que como una ‘final’.
La vuelta a la disponibilidad del mediocentro andaluz explica parte la mejoría en el juego del Dépor, basada en una mayor capacidad para competir en todo tipo de situaciones y, por ende, de sacar resultados. Pero centrarlo todo en su figura individual sin hablar de las relaciones surgidas sería ser excesivamente reduccionista. Porque Jurado se ha convertido en el faro del Deportivo que ejerce de guía desde el epicentro del juego, pero su conexión con Mario Soriano es la que está elevando de manera notable la fluidez del equipo a nivel ofensivo.
José Ángel Jurado y Mario Soriano conforman, de este modo, el binomio de moda blanquiazul. Ambos son los elementos de una pareja que ha permitido elevar las expectativas del deportivismo. La ecuación que suma a uno y a otro da como producto una multiplicación. Porque en un deporte complejo como el fútbol, 1+1 no tiene por qué dar 2. Y con la unión del ’20’ y el ’21’, Óscar Gilsanz ha conseguido obtener un ‘match’ que potencia las capacidades de uno y otro gracias a interrelacionarlas entre sí.
Jurado y Soriano conviven conectados a través de un mismo hilo blanquiazul. Uno, como elemento sobre el que pivotan los primeros pasos ofensivos del Deportivo. El otro, como el verso libre que, desde su posición plena de derechos y carente de cortapisas, permite ejercer de facilitador para el resto. José Ángel dirige la orquesta a través del orden; Mario, improvisa soluciones para generar el caos.
De este modo, la aparición de Jurado en las alineaciones -unido al vacío dejado por Lucas- ha permitido a Mario Soriano recuperar el puesto de ’10’ y abandonar un doble pivote en el que, más allá de cuestiones defensivas, tenía que modificar la ambición por seguridad con pelota. Pero le mejora colectiva que ha derivado de esta cuestión no se explica exclusivamente por el cambio de posición del ‘Joker’, sino que también tiene que ver -y mucho- con quién le rodea. Porque la valía de un jugador está determinada por sus capacidades, pero también por su contexto.
Así, Jurado no sería el mismo de no poder mirar hacia delante y conectar con Soriano o con algunas de las soluciones que generan la movilidad del madrileño. El andaluz, que el pasado curso firmó una campaña notable, ha empezado a confirmar de manera más evidente este curso, a pesar con una exigencia un escalón superior, que a su alma de guerrero también le acompaña un guante de seda.
Mientras, Soriano, por muy mediapunta que fuese, no sería el mismo si como sostén no se tuviese a un compañero que tiene la capacidad para entenderle y la habilidad para encontrarle. Igual que tampoco sería el mismo si a su lado, cada vez más cerca, no revolotease un Yeremay Hernández que habla su mismo idioma futbolístico o un Mella que le permite evitar la redundancia del pase corto.
Mario Soriano y Jurado, una combinación reflejada en los datos
La conexión Jurado-Soriano es evidente a simple vista, pero los datos no hacen más que reforzar su valor. El excentrocampista del Tenerife volvió a tener minutos en diciembre, dos meses después de tener que parar por una pubalgia. Tras participar desde el banco ante el Zaragoza y el Mirandés, el inicio del 2025 trajo como novedad su regreso al once.
Con él, en esta nueva ‘etapa’, el Dépor tan solo ha perdido el encuentro contra el Levante, un duelo muy condicionado por sus errores propios y en el que hizo méritos para llevarse, al menos, un punto. Dos empates (Málaga y Tenerife) y tres victorias (Burgos, Eibar y Almería) han disparado al cuadro deportivista en la tabla a lomos de José como organizador y Mario como dinamizador unos metros por delante.
De hecho, el centrocampista andaluz ha sido el centro neurálgico del equipo en los seis encuentros de la segunda vuelta. Ante Burgos, Levante, Tenerife, Eibar y Almería fue el deportivista con más pases realizados. En Málaga, su primer encuentro como titular desde la ida contra el Burgos (21 de septiembre), fue el segundo.
Más allá de esta evidente polarización del juego del Dépor hacia el pie zurdo de Jurado, la conexión entre el sevillano y Mario también ha sobresalido. El duelo ante el Almería fue en el que menos se hilaron las cabezas pensantes del equipo, con tan solo 7 combinaciones entre ambos. Previamente, en Eibar, los combinación Jurado-Soriano fue la más repetida dentro de la red de pases del equipo, con 20. En Málaga, fue la segunda (13) y en el resto de duelos, también fue habitual con entre 14 y 19 asociaciones entre ambos.
Sin embargo, más allá de la cantidad, lo que de verdad sobresale es la calidad de ese vínculo. Porque el hecho de que el sentido predominante de los pases sea Jurado-Soriano y no viceversa explica que se trata de una conectividad óptima, que permite al Deportivo progresar desde, en muchas ocasiones, superar líneas. Mario es siempre una de las opciones predilectas de pase para José, a pesar de que encontrarse por dentro y en alturas diferentes suele ser lo más complicado del fútbol.
Así, ya es habitual ver cómo un balón filtrado de José Ángel acaba en los pies de Mario como punto de partida para cambiar el ritmo a un ataque prometedor. Punset no pensaba en Jurado y Soriano cuando hablaba que el todo es más que la suma de sus partes en cualquier sistema vivo. Pero, desde luego, el binomio de moda en el Dépor se ha empeñado en darle la razón.
